Comunicación Alternativa // ISSN 2145-390X

"RECHAZO EL IRRESPETO CONTRA CARLOS GAVIRIA."

Por: Maya Maya.

Si bien nadie esperaba una asistencia masiva en las consultas intrapartidistas, y hoy cada cual de acuerdo a sus propias ideologías, apetitos y visiones, cataloga el hecho como derrota de la oposición, triunfo del uribismo, derrota de la ética y triunfo de la belicosidad criminal que sustenta el actual régimen en Colombia, o triunfo tibio de la izquierda colombiana o del liberalismo, lo cierto es que esta actividad como instrumento democrático es importante para el país, y su resultado, independiente de los nombres de los triunfadores, deja enormes enseñanzas y revela el descolorido estado de nuestro sistema vigente y su real agotamiento.

 

Importantes lecciones deja esta coyuntura electoral, lecciones que podrán ser capitalizadas por los partidos y los dirigentes políticos capaces de sobreponerse a sus propias interpretaciones y por supuesto, a sus propios intereses y anhelos de poder.  El maestro Carlos Gaviria, sin duda recogerá lecciones significativas, y el PDA también. Lo esencial es no perder la perspectiva histórica y poder ubicar a cada protagonista en su lugar, incluso a la incipiente democracia colombiana que más que democracia es una oclocracia, pues de poder en manos del pueblo tiene muy poco, y más bien se trata  del poder en manos de los corruptos y los ignorantes.

 

No obstante, tras el triunfo del ex senador Gustavo Petro, han llovido gran cantidad de críticas y burlas a Carlos Gaviria, lo cual además de impúdico, bajo y mezquino, revela la falta de cultura política y de ecuanimidad a la hora de leer la confusa realidad colombiana y de asumir una posición noble y digna que en algo contribuya a salir de la actual crisis que a todo nivel, afronta el pueblo colombiano.

 

Se esté de acuerdo o no con Carlos Gaviria, se debe recordar que él es un jurista brillante, uno de los magistrados más sobresalientes que ha tenido Colombia, un hombre de ideas liberales y progresistas que profesa unas profundas convicciones éticas y filosóficas; además es un político decente, honesto, y ha demostrado enorme coherencia y transparencia. Carlos Gaviria no le cae bien a todo el mundo, es normal, siempre pasa y más cuando de figuras públicas se trata, pero lo cierto es que nadie podrá cuestionar, jamás, su decoro y transparencia, al menos no desde la argumentación sustentable. A diferencia de Uribe Vélez, Gaviria jamás ha promovido la creación de ejércitos de sicarios ni ha participado de la actividad armada, ni siquiera cuando ésta tenía opciones de triunfo y era obligada alternativa para muchos soñadores y mentes altruistas, ni se ha lucrado de la política, ni se ha rodeado de narcotraficantes, primos de mafiosos ni se ha reunido a hurtadillas con criminales de lesa humanidad; tampoco ha participado en masacres. Su defensa siempre ha sido la vida, la Constitución y los principios humanitarios. 

 

Gaviria ha sido juez, magistrado y presidente de la Corte Constitucional, catedrático, y es ante todo un liberal genuino, un verdadero demócrata.

 

Varias veces han tratado de enlodarlo, pero siempre ha salido avante. Durante la campaña presidencial del 2006, la presentadora Claudia Hoyos del 1, 2, 3 del noticiero CM&, afirmó que Gaviria ostentaba una de las pensiones más altas del país. Al otro día tuvo que pedir disculpas públicas y  retractarse diciendo que había sido víctima de la guerra sucia entre los organizadores de las campañas presidenciales. Gaviria, entonces, en diálogo con el director del noticiero Yamid Amat, demostró con documentos que esas aseveraciones eran falsas. Luego se supo que la campaña de desprestigio había sido lanzada por los responsables de la campaña de Álvaro Uribe Vélez.

 

Aplaudo las actuaciones de Gaviria como jurista, lo admiro como tal, pero me desagrada como político por muchas razones que no vale la pena mencionar. Sin embargo,  entre mi propio lo quiero y no lo quiero, no puedo negar que es un hombre integro, lucido, coherente y un extraordinario representante de la izquierda colombiana.

 

Aclaración 2 (bis): No soy “Petrista” ni “Gavirista”, critico con frecuencia al PDA, pero entiendo su razón de ser y acepto que este partido es la esperanza política de quienes aún creemos que desde la legalidad es posible lograr una verdadera transformación en Colombia. Creo en el decoro de las personas, y aunque no esté de acuerdo con muchas posiciones que asumen nuestros políticos, por hablar de los pocos decentes que existen, porque si hay aunque parezca increíble, me ofende sobremanera la calumnia y la injusticia. La infamia, la deslealtad, el facilismo y la mediocridad de quienes critican sin argumentos y descalifican impulsados por el odio y la mezquindad.


 
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