Comunicación Alternativa // ISSN 2145-390X

DENUNCIAN MALTRATO ANIMAL AL INTERIOR DE LA UNIVERSIDAD DISTRITAL

Por: Mochila Ambulante.
Fecha de publicación: 24 de octubre de 2014.

http://4.bp.blogspot.com/_zeyGjH_tBC0/SwP-UFreKbI/AAAAAAAAABU/d_iTcGNI4-A/s1600/mal.jpgLa comunidad universitaria en general ha venido denunciando públicamente los atropellos que se han cometido dentro de los campus universitarios a lo largo y ancho del país año tras año, no solo los problemas ante el déficit presupuestal o la quiebra de algunas, sino también la corrupción, el clientelismo, los señalamientos, la persecución, los allanamientos, el paramilitarismo… un sin fin de problemáticas que sabe muy bien la administración que existen pero que omite por sinvergüenza y cómplicidad.

En los últimos meses se han venido denunciando varios hechos de corrupción, allanamientos y hasta una violación al interior de la Universidad Distrital, casos que son sencillamente síntomas de las fallas estructurales que posee la universidad; son el resultado de gastarse la plata y no invertirla en bienestar universitario en general, que haga de la escuela un espacio propicio para crear país; eso pasa cuando se invierte más en cámaras que en almuerzos, profesores de planta, salarios dignos para los trabajadores, pero salario para los trabajadores, no para el paramilitarismo disfrazado de trabajador.

En este sentido denunciamos los varios casos de violencia que ha perpetuado la administración y algunos miembros de la comunidad universitaria, sino que también y en esta oportunidad denunciamos las agresiones cometidas por la Empresa de Vigilancia Acosta, que es la encargada de la seguridad al interior del campus universitario.


El día de 22 de octubre del año en curso, en las horas de la mañana, en la Universidad Distrital el guarda canino de seguridad Edison González Medina, persona a cargo de los perros de seguridad que “vigilan y cuidan” el campus, agredió con una patada a la perra de una estudiante de la universidad que se encontraba con sus mascotas dentro del campus departiendo con varios compañeros mientras esperaba clase.

A eso del medio día el guarda nombrado anteriormente pasaba con el perro de la empresa dando la ronda habitual (suponemos) en la Plaza central Manuel Infante, en ese mismo lugar se encontraba la estudiante con sus dos perros, que son criollos y aún cachorros. Luego del paso del guarda uno de los perros de la compañera salió corriendo detrás del perro del guardia (como es normal etológicamente, los perros tienden a olfatear a los distintos animales con los cuales interactúan), momento en el cual el guarda le solicita a la estudiante que les ponga bozal a los perros, a lo que la estudiante respondió argumentando que no eran perros de seguridad ni agresivos, por consiguiente no los iba a sujetar con las correas.

El guarda de la manera más abusiva respondió con una patada al estómago de la perra que en ese momento se encontraba ladrando junto con el otro perro que acompañaba a la compañera, quien insistía en que sus perros no eran agresivos.

En plena cafetería de la Plaza de la Aburrida varios estudiantes, funcionarios, profesores y estudiantes fueron testigos de la patada que el vigilante le propinó a uno de los perros, más exactamente a la hembra que - según indicios - se encuentra preñada. Teniendo en cuenta la agresión que el vigilante hizo y justificó bajo el argumento de defensa y quien alterado amenazó con soltar el perro, la compañera reaccionó con una cachetada en la cara, a lo que el sujeto siguió insistiendo en soltar el perro. Parte de la comunidad universitaria que se encontraba en ese lugar fue testigo de la agresión que hizo el vigilante de primeras al animal, quien no había agredido ni al otro perro, ni al funcionario.

Luego de esto la estudiante se acercó a pedirle el nombre para poner la queja frente a los respectivos entes como lo son los supervisores de vigilancia y las administrativas de la universidad. El guarda canino se resistía a dar el nombre hasta que se acercó un funcionario o docente a solicitar la misma condición. Después de haber tomado los datos del vigilante la compañera se dirigió a revisar a sus perros y a indagar sobre el supervisor de la empresa de seguridad Acosta en la universidad. Bajo estas circunstancias la compañera encuentra al supervisor Geronimo Ladino y la atiende para recibir su queja en la portería principal de la institución. Una vez la compañera se acerca a la portería, los demás auxiliares de la vigilancia emprenden una serie de comentarios e intromisiones que no les correspondía. Es así como el señor Ladino junto con otro guardia sugieren hablar en otro lugar. Así que mientras la estudiante le contaba al supervisor lo sucedido llegó el vigilante canino que había agredido al perro junto con otro hombre que no se quiso identificar y quien tampoco tenía ningún tipo de distintivo; en ese mismo momento y siendo testigo el propio supervisor, llegó un cuarto vigilante de apellido Ortíz quien comenzó a grabar a la compañera desde lejos cuando hablaba con los supervisores y el agresor. La estudiante, al darse cuenta de que la vigilaban ilegalmente, le informa al supervisor lo que está sucediendo y le solicita que retire al vigilante, a lo que el supervisor le solicita al guarda que se retire y él hace caso omiso a esta orientación. El suceso de que a una estudiante un miembro de ese cuerpo de seguridad la grabe es de la mayor trascedencia, toda vez que la empresa, aparte de prestar servicios de vigilancia, también ofrece sus servicios en páginas web en el área de "investigación."

Viendo la situación en la que se encontraba Bogotá el día 22 de octubre debido al paro, la universidad se encontraba muy sola y ante la actitud de Ortíz y la omisión de Ladino, la compañera procedió a quitarle el celular al guarda quien sostuvo que no estaba grabando, pero sí lo hizo porque tan pronto la compañera se acercó el guarda rapó el celular que la compañera había tomado y se fue.

Luego de haber solicitado los nombres completos del guarda canino Edison González Medina, del hombre que no se identificó nunca y no portaba prenda alguna que lo acreditara como vigiante o funcionario de la institución, del supervisor y cómplice Gerónimo Ladino, y de Ortíz (del cual sólo se supo el apellido y no el nombre), la compañera se llevó a los perros y regresó a clase en la tarde, encontrándose con un Ortíz retador e intimidante.

http://2.bp.blogspot.com/-d_bNjoCVdx8/UbesDTOTcpI/AAAAAAAABjo/Slvr4AQJtjI/s1600/557963_538119916210364_734863521_n.jpg


Hacemos esta denuncia pública porque consideramos que la seguridad de la compañera corre un serio riesgo dentro y fuera de la institución, ya que las administrativas siempre han omitido los casos de agresión que se han presentado al interior del campus por parte de las empresas de seguridad que desde años atrás han contado con varios casos de agresiones a estudiantes.

En segunda instancia denunciamos el maltrato animal al cual se deben ver sometidos los perros de seguridad de la institución o de la empresa, ya que si se trató con maltrato a un animal externo que se encontraba con su dueña, muy seguramente pueden ser maltratados los animales de vigilancia.

Le recordamos a los vigilantes que los nuevos en la universidad son ellos, que en la universidad antes teníamos perros criollos, de la calle y que eran nuestros amigos y mascotas íconos de la universidad, es el ejemplo de Tania. Repetimos que queremos una universidad libre de violencias, de cualquier tipo de violencia, que en nuestro territorio caben perros, gatos, libélulas, ratones, pobres, descamisados, aquí cabemos todos y todas pero lo que nunca tendrá cabida es la bota militar y el paramilitarismo disfrazado de trabajador.

Nos preguntamos a quién habría que ponerle el bozal, porque es inadmisible que un guarda canino especializado en adiestrar animales para la seguridad, reaccione de esta manera ante dos perros criollos y cachorros que no son violentos y que no deben usar bozal porque en la norma estas razas no son “peligrosas”. En conclusión no permitiremos que amedranten a los y las estudiantes, no permitiremos la persecución, ni los señalamientos, los denunciaremos todos los días si es preciso, tal cual como lo hemos venido haciendo. En nuestra universidad que es un territorio de diversidad y cultura no vamos a permitir que sea el paramilitarismo ramplón el que elija quién puede ingresar y quién no. Bien sabemos en la institución a quienes sí dejan entrar estos señores porque seguramente están cortados con la misma motosierra.

Por una universidad libre de violencia, de cualquier tipo de violencia fuera la bota militar y paramilitar de todas las universidades públicas del país.


 
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