Por: Guillermo Andrés Castro Rozo.
Director de El Macarenazoo y veedor ambiental.
Fecha de publicación:
5 de junio de 2015.
Parte del humedal Gualí en el municipio de Funza. Foto: Guillermo Castro.
El día del humedal Gualí se conmemora desde hace dos años en Funza, gracias al Acuerdo Municipal No. 006 del 2013, co-impulsado por la Veeduría Ciudadana Nuestro Río Bogotá del municipio. Esta fecha, sin embargo, no constituye una celebración, sino que ha de erigirse como una excusa para incrementar esfuerzos institucionales encaminados a proteger el otrora espejo de agua. Esta mañana en Internet, bien lo decía un perfil en la red social de Facebook, Sabana Ecológica, que había denunciado hace cuatro meses la deposición de escombros en la cuenca del humedal: “la Alcaldía se tomará fotos sembrando maticas por el día del humedal, pero sigue autorizando obras en detrimento del humedal y llevando a la tingua y otras especies a la extinción... tristeza total.” La Alcaldía de Funza, efectivamente, terminó llevando a cabo la sesión fotográfica que realza las muy pequeñas acciones que ha adelantado en la recuperación y conservación del humedal, así como de su fauna. Lo hizo en Altos del Gualí II, precisamente la urbanización acusada de arrojar los escombros.
Escombros arrojados a sólo un metro de distancia del humedal Gualí. Foto: Sabana Ecológica.
El humedal Gualí acechado por la Urbanización Altos del Gualí 2. Foto: Sabana Ecológica.
Por sobretodas las cosas, la gestión institucional carece de un sentido amplio del panorama de defensa del humedal. La perspectiva, inevitablemente, no consiste en sembrar “maticas” en un sitio que urbanizado pierde todo la cadena trófica. El fin real es buscar soluciones estructurales de más gruesa envergadura. Quizá, la más importante de ellas es que el humedal logre ser catalogado como área de interés y protección Ramsar. Esto es precisamente lo contemplado desde 1971, en la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, firmada en la ciudad de Ramsar (Irán), dado lo cual recibe su nombre. Las partes contratantes de la Convención confirmaron en 2005 su deseo de “crear y mantener una red internacional de humedales que revistan importancia para la conservación de la diversidad biológica mundial y para el sustento de la vida humana a través del mantenimiento de los componentes, procesos, beneficios y servicios de sus ecosistemas.” Y precisamente los que actúan en este criterio son los Estados de todo el mundo. Colombia, en su calidad de miembro, puede proponer la designación de humedales que se incluyan en esta lista, y tiene como deberes frente a ellos “trabajar en pro de su uso racional”, “garantizar su manejo eficaz” y cooperar en el plano internacional con las áreas de humedal.
Llevar a declarar al humedal Gualí como sitio Ramsar merece el compromiso institucional para lograrlo, funcionarios comprometidos con su defensa, la elaboración de un plan de trabajo que use al máximo las capacidades diplomáticas, el conducto regular y el contacto intergubernamental. Son los máximos dignatarios del Estado los responsables de catapultar un humedal como área protegida Ramsar. Así, en nuestro país, ésto lo podría hacer el Congreso de la República a través de una Ley, la Cancillería, o el mismo presidente de la República. Por supuesto ello con la cohonestación de la base, y en especial del órgano legislativo local, es decir el Concejo Municipal, que a través de un Acuerdo amplíe las capacidades del día que hoy se conmemora y enuncie la intención de que el humedal sea declarado como sitio de interés Ramsar. La importancia de ello radica en que se podrá acceder a un espectro de protección internacional, pues la figura protegería las especies endémicas y foráneas, y hay que recordar que en las 1196 hectáreas del humedal conviven 18 familias de aves y 17 acuáticas; de ellas hay algunas declaradas en peligro a nivel nacional e internacional como el cucarachero de pantano, la tingua bogotana, la tingua de pico verde y la alondra cundiboyacense. Así mismo, la posible declaratoria impediría la construcción en su cuenca, y permitiría que el municipio y la región entera se protegiera frente a inundaciones (el humedal es una esponja de agua: la almacena e incluso la limpia de contaminantes, y en nuestro caso es el receptor de todas las aguas residuales del municipio, tratadas con efectividad sólo en una cuarta parte). El Gualí, así mismo, posee una condición única de servir como área de aterrizaje de aviones del Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá.
El área de aterrizaje de los aviones del Aeropuerto Internacional El Dorado coincide con una importante zona del humedal deteriorada. Foto: Guillermo Castro.
Podemos celebrar el día del humedal Gualí logrando cumplir el propósito de su recuperación y buen uso. Hasta que ello no se dé la conmemoración no pasará de ser una sesión fotográfica de buenas intenciones que irónicamente se realice en áreas urbanizadas en lo que antes eran zonas de amortiguación del propio ecosistema de humedal.
Parte de la sesión fotográfica. En la imagen: en el centro, el director de la CAR Sabana Occidente Jorge Eliécer Martínez; a su izquierda, la madre del alcalde Jorge Machuca Esther López; al otro lado, David Bernal, Gerente de la EMAAF (Empresa Municipal de Acueducto y Alcantarillado), junto a los concejales Roberto Organista, Alfonso Lamprea, Dairo Pedraza, Doris Riaño y Ángela Hernández. Foto: Alcaldía de Funza.
Las fotos, por si fuera poco, fueron acompañadas de palabras procaces del alcalde Jorge Machuca contra los grupos ambientales del municipio: “Y vuelve la burra al trigo. Desadaptados sociales atacando a las familias humildes que necesitan una vivienda inventando mentiras de una supuesta invasión del humedal Gualí. Por lo menos vayan, toquen, miren y escuchen. Las torregrúas no hacen ruido pendejos." A los insulsos comentarios, el precandidato a la Alcaldía de Funza por el Polo Democrático Alternativo Carlos Julio Buitrago respondió: “luego salen y se van a vivir a otro municipio dejándonos el problema a quienes habitamos aquí. Dizque de corazón guapuchero.” El problema es que en el planeta se han perdido, en el último siglo, 64% de los humedales y por consiguiente ha desaparecido un total del 66% de las especies de estos ecosistemas, según se anunció esta semana en el marco de la XII Reunión de la Conferencia de las Partes de la Convención de Ramsar . Los insultos no vienen al caso por parte de una autoridad municipal, por el contrario – debería ser – la intención 100% inequívoca de proteger el humedal llevándolo a declarar como sitio de interés tipo Ramsar.