Los medios de desinformación son un arma para la guerra, y no puede haber ninguna duda de ello. Las recientes declaraciones de la burguesía de este país, liderada por Gina Parody, contra la actividad estudiantil y su justa lucha bajo los señalamientos de “terrorismo”, son claramente representativos de la visión que tiene las clases dominantes, y entre ellos ese sector ultra reaccionario encabezado por Álvaro Uribe Vélez y José Obdulio Gaviria, de lo que es y debe ser la universidad: centros de formación y disciplinamiento al servicio del sistema, de mantenimiento del orden opresivo; de un pensamiento único al servicio de la clases opresoras; universidades de cuartel, confesionales, acríticas, acéfalas, tubulares y asesinas del disentimiento.
Este es el quinto día de difamación mediática y no será el último que debemos enfrentar. Quieren convertir a las universidades en consejos de unanimidad del sistema hambreador y paramilitar del cual estos medios son sus defensores, lamesuelas y altoparlantes. Es necesario y urgente rechazar los señalamientos y salir en defensa de los luchadores del pueblo. No podemos permitir que los victimarios posen de víctimas. Intentan crear el ambiente político perfecto para legitimar la oleada de represión no solo contra los estudiantes políticamente organizados, sino contra el estudiantado en general que en la lógica burguesa son “terroristas” en potencia. Estas declaraciones no son una casualidad, sino que hacen parte de un plan y una exigencia para las clases dominantes. Ante las condiciones del pueblo que tienden a ser cada vez más insoportables, más miseria y más represión son los planes de los de arriba para “solucionar” los problemas de los de abajo; el mundo es un hervidero de contradicciones, los conatos de levantamiento popular son permanentes y las universidades no están lejos de eso; una parte importante de la crítica y la oposición al régimen se origina en ellas: intelectuales, académicos y estudiantes que no están dispuestos a ser cómplices de un sistema y un Estado criminal, que señalan sus fisuras y llaman a no hincarse y levantar la cabeza.
Los hechos confirman, una y otra vez, la configuración de un régimen fascista en Colombia (“Estado Comunitario”). Se ha alineado en el poder un pensamiento fascista que se deja ver claramente en las exclamaciones permanentes de las clases dominantes a militarizar las universidades.
La “cacería de brujas” que pretenden impulsar, colocando a los “terroristas de las universidades” en el blanco, es simplemente un distractor de opinión, que hasta hace una semana estaba centrada en los repudiables crímenes del ejercito colombiano y los paramilitares contra los campesinos de Uraba ordenados por el mismo gobierno, los jefes paramilitares reportándose en la casa de Nariño y los procesos abiertos por paramilitarismo a fiscales, políticos, policías, militares y allegados al presidente. Cada vez que el régimen se encuentra en problemas, saca un as bajo la manga, señalando y satanizando a sus contendores y opositores, encontrándolos en los “enemigos externos de la democracia”, en los opositores de las mismas clases dominantes reaccionarias (caso Gaviria) pero principalmente en los sectores populares que aun resisten en medio de la crisis política.
No pudiendo luchar con razones, los fascistas uribistas no recurren más que a tergiversaciones y distorsiones de la realidad y la más cruel represión para eliminar todo tipo de oposición política, bajo la lógica Bushiana de quién no esta conmigo está contra mí. Para ello han recurrido a mecanismos tanto legales como ilegales, desde el ingreso de policías de civil desde los primeros semestres, el fortalecimiento de la vigilancia privada para ejercer labores contrainsurgentes y de policía política, las cámaras para registrar la actividad de los estudiantes, así como la “reinserción” de paramilitares, la persecución y señalamiento de los estudiantes y profesores críticos, las amenazas y demás.
Ha sido un trabajo permanente por imponer un pensamiento único, a través de tergiversaciones de la realidad elaboradas minuciosamente por los medios de desinformación masivos, pretendiendo aislar a las masas de los luchadores estudiantiles. Son campañas para convencer al pueblo de que los estudiantes son irracionales y delincuentes, mientras buscan la aceptación de masacres y descuartizamientos realizados por ejercito y paramilitares. Campañas para limpiar el nombre manchado en sangre de la policía y los militares, llamando al recogimiento de la nación entorno a los criminales de “nuestras fuerzas armadas y de policía” que protegen el “orden”. Los señalamientos de “crímenes de pensamiento” que han puesto en marcha los imperialistas yanquis y que ahora abandera José Obdulio Gaviria en sus ataques a los libre pensadores y críticos del régimen, son la confirmación de la estructuración de un gobierno fascista.
Contrario a las mentiras de la gran prensa y el régimen Uribista, la resistencia en las universidades no se reduce a unos cuantos revoltosos, vándalos e infiltrados, ni siquiera esa es su esencia. La gran mayoría de la comunidad universitaria esta en contra de los planes de las clases dominantes; esto no significa que se este de acuerdo o no con los objetivos políticos y los métodos de las guerrillas tradicionales, pero sí significa que los jóvenes del pueblo debemos luchar por una sociedad radicalmente diferente en contra del plan de sociedad que los fascistas tienen.
El actual régimen quiere hoy darle el golpe de gracia a la resistencia popular dentro de las universidades, autorizando el ingreso de la fuerza pública y buscando eliminar los diversos tipos de organizaciones estudiantiles desde las gremiales hasta las revolucionarias. La lucha contra estas medidas represivas y regresivas, solo pueden ganarse en la organización y lucha contra el Estado, que sustenta el orden capitalista-imperialista actual. Y tal lucha solo será desarrollada por un movimiento estudiantil que busque romper de raíz con esta situación. Ese es el movimiento por el que luchamos. Tenemos que cerrar filas con el pueblo y oponer resistencia con coraje a toda la arremetida de este sistema que busca implantar un modelo de universidad y sociedad, que cada día será más fuerte sino no lo paramos. Se requiere pasar de la resistencia espontánea a una resistencia organizada, única forma de parar esta oleada reaccionaria en contra del pueblo. La unidad de los estudiantes contra el fascismo y el destierro de los asesinos dentro de las universidades del país, solo puede lograrse con discusión fraterna y un programa común de lucha.
Hoy mismo, Uribe ordenó: “General, no me deje salir de la presidencia sin capturar todos esos bandiditos que son los enlaces del terrorismo en algunas universidades”, la militarización de los claustros universitarios, ante lo cual no debemos bajar la guardia ni amilanarnos, sino prepararnos. Pero eso implica “armar” principalmente nuestras mentes y con discusión construir una organización estudiantil fuerte cohesionada bajo un programa y principios que recoja las aspiraciones del pueblo por transformar la sociedad y que tenga la capacidad de movilizar a éste amplia y resueltamente contra el régimen actual y el imperialismo que lo sustenta. Esa es tarea de los estudiantes del pueblo, esa es nuestra tarea, en ella nos hemos comprometido y llamamos urgentemente a los estudiantes a que se unan en torno a ella y que juntos forjemos el movimiento que necesitamos.
¡Abajo el control fascista de las universidades y la sociedad! ¡Viva la lucha estudiantil y popular!
¡La expresión política es un derecho del pueblo!
¡La lucha estudiantil y popular no es terrorismo!
¡Contra el régimen fascista y pro imperialista de Uribe, organizar la resistencia popular!
¡Con la lucha se conquistan libertades y derechos, con la lucha se defienden!