Por: El Macarenazoo.
Fecha de publicación: 17 de octubre de 2014.
Jorge Rey en su posesión como representante a la Cámara por Cundinamarca en el Congreso el pasado 20 de julio. Foto: Vox Populi
El portal web de noticias rodrigoavilatv.com informó en las últimas horas como un hecho confirmado la renuncia del representante a la cámara por Cundinamarca Jorge Rey, para poder ser candidato a la gobernación de este departamento. El hecho causa sorpresa en las huestes políticas, toda vez que el representante, en sus ansías de poder, alcanzará a cumplir apenas tres meses en su cargo legislativo, al que llegó siendo la mayor votación de Cundinamarca, después de pasar por una campaña este mismo año que derrochó millones de pesos. Con este viraje y su posible llegada a la cima de la gobernación, no con su partido político – Cambio Radical –, sino respaldado por toda la coalición de unidad nacional, presumiblemente en cabeza del vicepresidente Germán Vargas Lleras, Rey se consolidaría como el gamonal político de la región, sin aparentes contradictores fuertes, y con un control masivo en alcaldías y concejos en la inmensa mayoría de municipios del centro del país.
La salida del ex alcalde de Funza y ex director del IDACO se da en un momento coyuntural del debate político en el Congreso sobre la reforma de equilibrio de poderes, la cual justamente propone en su articulado original, hacer coincidir en un mismo periodo y época electoral las elecciones del Congreso y de las corporaciones públicas del orden local y la Presidencia. Si así hoy existiera, un funcionario público elegido por voto popular no podría pasar apenas tres meses en su cargo, para poder aspirar de nuevo a otro, y así aventurarse periodo tras periodo a ocupar distintos puestos y consolidar su poder político. Como el caso es que ya Rey pone contra las cuerdas la legislación endeble en esta materia es urgente y prioritario, a propósito de la reforma que se tramita, contemplar mecanismos para evitar los cambios abruptos de poderes de estos funcionarios públicos.
El salario de un congresista oscila en Colombia en 24 millones de pesos mensuales. Lo que quiere decir que Rey, en términos positivistas, saldrá del Parlamento con 72 millones de pesos de ganancia, de su trabajo en tres meses de legislatura. Cifra mínima, sin embargo, para los casi 594 millones de pesos que oficialmente usó su campaña para poder ganar esa curul en abril pasado. En un artículo anterior, El Macarenazoo cuestionaba el proceder de estos dineros, y para el contexto de la información que hoy llega de su renuncia para aspirar a la gobernación vale la pena sopesarlos y así indicar que, dadas las condiciones de intensidad mediática de sus campañas, a Rey le harían falta mínimo 522 millones de pesos para poder iniciar un nuevo tránsito proselitista, si quiere retomar los votos que obtuvo a principios de este año. El principal donante de su campaña al Congreso fue el ex concejal Dayro Rojas, asesinado un mes antes de que Rey tomara posesión de su curul. Pese a todo, pasar de ganar 24 millones a un poco más de 10 millones 400 mil que es el salario del gobernador, ¿realmente vale la pena? ¿Qué hay detrás de la decisión de Rey de renunciar a su curul, y de paso dejar de representar por lo menos durante un año los intereses de 59.550 ciudadanos que depositaron su confianza en él? ¿De qué poder se habla, del poder de representación, o de ambición personal?
En Colombia la puerta giratoria sigue abierta para quienes aspiran a cargos de más poder, por eso es tan probable que ocurran cambios tan bruscos como el que hoy sorprende a la cuna electoral de Rey, el municipio de Funza, de alguien que pasa de la rama legislativa a la Ejecutiva, sólo porque en esta última hay disposición de usar y dirigir presupuestos públicos. Justamente hace un año Rey era encontrado responsable de dos delitos relacionados con la administración y ejecución de presupuestos públicos, uno de los cuales precisamente era el de haber violado el principio mínimo y ético de responsabilidad de cualquier funcionario, pues había alargado un contrato diseñado para tres meses, cuando era alcalde, hasta tres años más... se trató del Contrato 520 de 2008, suscrito entre la Corporación Manaba y la Alcaldía de Funza en cabeza de Rey, y que alcanzó a costar 145 millones de pesos, de los cuales 52 millones se ejecutaron, para realizar un avalúo de predios que nunca esa organización desarrolló. En síntesis, en alcaldías y gobernaciones se habla de miles de millones de pesos destinados para ejecución de proyectos, que en prebendas contractuales como esas se van desapareciendo a los ojos de la ciudadanía.
Se presupone que a Rey lo reemplazará la tercera mejor votación de su partido en las elecciones legislativas. Se trata de Betty Zorro quien obtuvo un total de 13.467 votos en el departamento. Es decir, de un congresista que representaba directamente a casi 60 mil personas, se pasara a alguien que ni medianamente alcanza a llegar a un cuarto de esa cifra. Y si el actual representante Jorge Rozo (24.195 votos) decidiera también renunciar, quien lo reemplazaría sería Javier Garzón, que apenas obtuvo 4.262 votos... Así de endeble y mediocre, en definitiva, es el sistema político colombiano, en donde la fuerza de la puerta giratoria puede triunfar sobre la razón, los números y las representaciones territoriales.