PAPA BOBBY
Se le escurría por el brazo un gusanito: ¡Hey Bobby, tienes algo que cuidar ahora! le decía mamá. Estaba paralizado, no le gustaban los gusanos de espagueti y el gusanito se ponía amarillo en el hueco de su barriga.
Nunca se llevaron bien con gusanito. La vedad sea dicha, éste era más fuerte y se comía los piojos de Bobby, se robaba el amor de su madre. Se quedaba paralizado frente a su sopa de coliflor, mamá jugaba con su gusanito, con su gusanote, con el gusanito; y Bobby ahogándose en la nata de coliflor.
Mamá le contaba historias de mundos fantásticos y Bobby sólo trabajaba para pagar la renta de su gusanito, y su mami adoraba a su gusanito, el rey de la casa. Pasaron cincuenta años, el gusanito nunca creció. La madre anciana de Bobby agonizaba. Se reunieron las tías de Bobby: ahhhhhh, eres una santa mujer, cómo lo sacaste tú sola adelante. Cuéntanos cuál es el secreto, y ella les dijo: fue de lo más fácil, le di un gusanito para que lo cuidara, que fuera responsable desde pequeño. Bobby enterró a su anciana madre, quería ser libre y se comió al gusanito que le dieron de niño. El gusanito se vengó, ahora es una bacteria que le come el higado y pone de muy mal humor a Bobby.