Música colombiana para el mundo, en realidad es una colombianidad “disfrazada” de Latinoamérica, es un viaje tierra adentro rapidito, a nuestras raíces. De Marta siempre habrá de qué hablar, como artista, su trayectoria, logros, y demás; pero lo más importante y siempre a resaltar, es la sencillez plasmada en su música y el sentido social que promulga.
POR: Diana C. Cortés
Marta Gómez está radicada en Nueva York, Estados Unidos, donde ha producido sus cuatro trabajos discográficos (Marta Gómez 2001; Sólo es Vivir, 2003, Cantos de Agua Dulce, 2004; y Entre Cada Palabra, 2006), aparte de haber realizado conciertos en diferentes partes Europa y América. “...para mí, el sentido social es demasiado importante; pienso que sí, chévere cantarle al amor, pero se tiene otra misión como cantautor, y desde chiquitica yo siempre he sido con mis poemas:
- Colombia mi tierra… como que siempre he sido así, nacionalista.”
DIANA CORTÉS: Cuando vienes a Colombia ¿pasas por Bogotá?
MARTA GÓMEZ: Sí, yo estoy siempre en Bogotá. Nací en Girardot pero crecí en Cali, toda mi vida desde un año hasta los quince, y a los quince mis papás se mudaron a Bogotá.
DC: ¿Y continuaste con la música?
MG: Si, apenas llegué, entré a los cursos libres; terminé el colegio y empecé a estudiar carrera normal en
DC: ¿Cómo se han ido integrando los músicos?
MG: Había un grupo ya formado de bajo, guitarra y batería de unos músicos argentinos que tocaban folklore mezclado con Jazz, me gustó ese sonido para hacer lo mismo con la música colombiana; los contacté para grabar la canción Paula ausente, para Isabel Allende inspirada en su libro Paula. Después, hace como dos años conseguimos a una flautista rusa y hace un año nos acompaña un pianista.
DC: ¿Con qué sueñas? o ¿qué te gustaría lograr? ¿Qué tienes como proyecto? que tú digas: -Eso tengo que hacer.
MG: Antes era más planeadora, en el sentido de que siempre estaba: voy a sacar este disco, voy a tocar con tal persona o voy a viajar a tal parte; pero yo creo que ahora he estado trabajando, pero a un sentido más real, es decir, como trabajando mucho, pensando, estar leyendo mucho, viendo muchas películas o cosas así, para que me den ideas para seguir componiendo; siempre, por ejemplo, cada año, me gustaría poder viajar, conocer un lugar nuevo; estoy con mi fundación, siempre estoy pendiente: quiero ir a Colombia, quiero ir a Bolivia. Mis sueños van cambiando un poco, por cuando se es como más chiquito, una dice: la fama y los conciertos multitudinarios, y ahora no, como que yo digo bueno si llega un concierto grande pues chévere, pero ahora quiero ir a cantar en Bolivia, estoy con el tema de Bolivia porque me encanta la música boliviana, y estuve viendo un documental que habla sobre los niños mineros que trabajan en Bolivia (The Devil's miner), entonces me encarreté con ese tema, compuse una canción para esos niños y entonces empecé también a aprender un poco de quechua. Entonces son sueños más humanos, como más "qué delicia trabajar acá", para poder ahorrar plata e irme a las minas de Bolivia, hacer un concierto en Bolivia, aprender música en Bolivia. Por lo pronto, siempre sueño es con eso, con un lugar nuevo, ir a conocer y poder ir a cantar allá, a la gente de allá.
DC: Eso suena a Mercedes Sosa ¿no?
MG: Lo que pasa, es que igual crecí como en esa onda de Pablo Milanes, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa; esa es la música que más me ha identificado, entonces para mí, el sentido social es demasiado importante; pienso que sí, chévere cantarle al amor, pero se tiene otra misión como cantautor, y desde chiquitica yo siempre he sido con mis poemas:
- Colombia mi tierra… como que siempre he sido así, nacionalista.
DC: Se te nota, te juro que eso se transmite; yo aquí, estando en Bogotá -Colombia, y se me pone el “ojo aguado”.
MG: Claro, a mí me impacta eso, por ejemplo, la canción Confesión que es como mi himno; pensé que la gente que lloraba era la gente de aquí, que vivía lo mismo que yo, de estar lejos y todo, pero en Colombia también ha tenido una gran acogida. Es una canción que compuse para Colombia pero no lo digo en la canción, entonces se identifican mucho, en especial latinoamericanos.
DC: ¿Cómo es lo de
MG: La gente en Estados Unidos tiene plata, y le gusta ayudar pero no sabe cómo, no tienen tiempo para buscar en Internet, entonces decidí hacer ese contacto, y convencer a la gente en mis conciertos; mientras tengo mi propia fundación o lo que sea o la plata para hacer mi propia fundación, empecé uniéndome a otras asociaciones que ya estén organizadas, y la plata de mis discos, también una amiga del colegio hizo unos collares, entonces yo los vendo en los conciertos y toda esa plata se va para la fundación.
DC: ¿A qué le cantas?
MG: Casi siempre cuando viajo procuro ir a un pueblo solo a componer; la canción El pueblo fue la primera que nació de tres personas típicas; son puras historias de gente que recoge café, que corta la caña, si bien hay algo de crítica social, duro porque no ganan nada y eso se ve ahí que están pensando:
- No sé si esto es lo que quise hacer, en fin… pero estoy alegre, canto, que es lo que yo veo en Colombia.
DC: Me llama mucho la atención lo que dices respecto a la soledad que no vivías aquí pero que de pronto allá sí sientes, y respecto a que la gente aquí sí es feliz.
MG: Sí, pues eso es lo que veo; felicidad pero dentro de lo que se puede, obviamente que la gente allá está llena de problemas y todo; pero yo lo que siento allá es una alegría más que una felicidad, es la berraquera, de bueno me levanto y tengo mi trabajito, y laboro todo el día, pues pa’ mantenerlo; eso es más como latino no es tanto colombiano, pues es colombiano pero incluso aquí la misma gente latina que viene a trabajar, que tienen pues cuatro trabajos diarios y están mandándole plata a su familia; tienen una energía que yo no veo en la gente de acá en general, aquí también se encuentra gente chévere, pero el general del trabajador digamos, es que siento mucha violencia, y la gente me dice:
- Qué increíble que usted venga de Colombia que es uno de los países más violentos del mundo, y piense que Estados Unidos es más violento.
Pero lo pienso completamente, es otro tipo de violencia, en donde la gente está como con esa infelicidad, más o menos un problema de tráfico; entonces se montó en el bus, y el tipo te está haciendo mala cara, y todo el tiempo te sientes regañada, así me siento acá.
DC: ¿Regañada?
MG: Pues siempre hablo de eso, y es también lo que expreso en mis canciones, en Colombia sí pasan mil cosas, que es lo que la gente acá conoce y el noticiero y todo, pero también hay otra energía mucho más fuerte que la gente no ve, pero cuando van allá sí se dan cuenta, pues mis amigos que de pronto han ido a visitar me dicen:
- Me doy cuenta de lo que dice, porque en verdad se siente esa alegría; esas cosas, la gente te mira a los ojos y te ayuda, aquí la gente no piensa en el que está al lado, en cambio en Colombia la gente está, bueno, y que le pasó mijita venga, están pendientes.
DC: ¿Cuándo supiste que querías cantar?
MG: Desde muy pequeña notaron que me arrullaba y sin ser músicos se dieron cuenta, consiguieron un colegio muy musical, con un coro muy activo donde cantábamos de todo, misas en latín, música clásica, latinoamericana; fue un entrenamiento muy especial y lo agradezco porque me aportó versatilidad. Además, me hizo vincular el amor por la música y el verlo como un trabajo, con disciplina, con sacrificio para reconocer la garganta como mi instrumento, eso fue en Cali y ya en Bogotá, aprendí más teoría del solfeo y lo demás.
DC: ¿Cómo haces para componer tu música?
MG: Pues hay diferentes procesos, por ejemplo, pasan dos cosas, la inspiración te coge desprevenida o pues también escribo a ver qué me sale, y generalmente sale algo, si de pronto no sale toda la canción, pues sale alguna idea que después retomo o algo así.
DC: ¿Qué significa la canción Canta?
MG: Cuando pasó la tragedia del metro en Madrid en el 2004, me impactó muchísimo incluso me impactó un poco más que las torres gemelas porque se tiene una conexión más fuerte con España o de Latinoamérica, entonces para mí fue muy fuerte y nació la idea de hacer una canción para ellos.
DC: Hablemos de los contextos, de Girardot no te acuerdas, pero ¿Cali?
MG: Yo vivía en el norte de Cali en una casita, una cuadra donde todos nos conocíamos, éramos amigos pero teníamos una finquita como a media hora de Cali, esa finca marcó mi infancia porque era estar ahí sin televisión, ni teléfono ni nada, y mis hermanos y yo nos dedicábamos ha contar estrellas, a hacer la fogata, a tomar aguardientito desde pequeños, y el clima, la gente esa alegría. Me encanta haber crecido en Cali.
DC: Bueno ¿y Bogotá?
MG: Es demasiado importante Bogotá para mí, y tengo más conexión con Bogotá que con Cali aunque viví más tiempo en Cali, pero en Bogotá me formé más como mujer, porque fue mi adolescencia, mi colegio, mi universidad, entonces recuerdo el centro, las caminatas con mis amigos, una ciudad mucho más cultural y mi presentación en el festival de teatro el año pasado.
DC: ¿Embajadora de Colombia?
MG: Mi labor con
- Voy a ir a Colombia después de oírte; porque oyen tantas cosas lindas, que quieren eso, quieren ver la finca, cómo se colecta el café.
Si bien hay algo de crítica, no es una canción protesta que desenfoque en lo negativo. Ese es el precio que pago por estar aquí, digamos, sacrifico mi nostalgia, mis sobrinas, mi familia pero tengo esa responsabilidad y muchas personas me escriben diciéndome:
- Gracias; y ahora es que lo empiezo a entender porque antes lo hacía porque es mi nostalgia cantar pero estoy hablando de Colombia, hablando bien.
DC: ¿Y del campo musical?
MG: Existen muchas prioridades antes que la música, y también se promociona es su función de entretenimiento, hay muy pocos espacios para los cantautores que precisamente hablan de la realidad, es algo que todos necesitamos, es un poder de cambio que se está desperdiciando.