Por: Rodolfo Beltrán*, especial MZO.
Fecha de publicación: 25 de marzo de 2013.
“El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”: Ernesto el Che Guevara
El lanzamiento del libro póstumo de Andrés Barbosa se realizó en Bogotá el viernes 22 de marzo de 2013.
Hace unos meses Mercedes Vivas me contó que estaba editando el último libro de su hijo, Andrés Barbosa Vivas; la curiosidad progresivamente se convirtió en una inquietud y en una noble manera de interactuar con Andrés. Esto lo hago porque comparto muchas cosas en común con él, no sé si sea el amor a la literatura, la esperanza de una mejor sociedad o la locura, pero quiero contribuir desde mi perspectiva a este bello homenaje, a partir de un tratamiento místico, que va más allá de las religiones y es cercano al vitalismo, entendiendo la mística como: virtud, sabiduría, entendimiento, el libre pensamiento y por supuesto, la rebeldía. Es una forma de interpretar el por qué de la obra y el gran legado de Andrés; por lo mismo espero provocar la inquietud y el debate de los lectores.
Pero vayamos por partes. Al continuar la conversación con Mercedes, nos centramos en los temas que aborda la ultima obra de Andrés, Alucinaciones y Collages Poéticos, especialmente de su primera parte: crónicas de días, salido de los diarios de Andrés. Nuestro prolífico poeta toca temas estremecedores: dios, la muerte, la lujuria y el dolor. Al escuchar esto, me inquieté aún mas, la verdad pensé que Andrés había creado un preludio. Pero al leer la obra, me di cuenta de lo contrario y descubrí el rotundo amor que le tenia a la vida, a la humanidad y a los que sufren.
En especial me llamó la atención el personaje de Santa Tatiana, o como él la presenta: /Tatiana, la puta/, una representación de Dulcinea del Toboso en Bogotá; una virgen trabajadora sexual, posiblemente del centro de la ciudad o de los confines de la mente de Andrés, pero eso sí, rotundamente, una mártir. Nuestro bardo manifiesta una defensa radical de las putas, tanto así, que en vida siguió los pasos de los poetas malditos, de Nietzche y Rimbaud, hallando en la cotidianidad de prostíbulos, bares y callejones, la inspiración o el pretexto para escribir.
Aunque parezca extraño, Santa Tatiana me recordó el poema de Santa Teresa de Jesús titulado: “A Santa Catalina Mártir”, especialmente sus últimas tres estrofas:
“Mirad los cobardes
aquella doncella,
que no estima el oro
ni verse tan bella:
metida en la guerra
de persecución,
para padecer
con gran corazón.
Más pena le da
vivir sin su Esposo,
y así en los tormentos
hallaba reposo:
todo le es gozoso,
querría ya morir,
pues que con la vida
no puede vivir.
Las que pretendemos
gozar de su gozo,
nunca nos cansemos,
por hallar reposo.
¡Oh engaño engañoso,
y que sin amor
es querer sanar,
viviendo el dolor.”
Según la leyenda, Santa Catalina mártir, fue asesinada por rehusarse al matrimonio y por sobreponer sus creencias a los paganos, dio la vida por sus convicciones y en especial por el amor a su verdadero esposo, según ella: dios mismo. En esta época, era usual que las religiosas entablaran relaciones amorosas y en algunas ocasiones sexuales, con Jesús o dios; desconozco si en la actualidad se continúe con esta valiosa práctica, empero, las monjas lujuriosas, son un tema más cercano al contexto dionisiaco de la obra de Barbosa Vivas.
En este sentido, Andrés en la crónica numero 28, presenta a Santa Tatiana como la /madre de dolores/ como una mujer que sufre por satisfacer a los clientes; a los hombres del botín, a los cuerpos que conllevan enfermedad y muerte:
“Más que juventud,
Santa Tatiana,
más que la sal y las cadenas,
hombre sin pilar, sin nadie
que entregue sus botines,
más allá de la muerte.
De cuerpo en cuerpo con las enfermedades.”
Igualmente, Santa Catalina sufre por la ausencia de su esposo: /pues que con la vida/no puede vivir/, estaba confinada a una vida vana, a pesar que propendía por el amor a la divinidad. Del mismo modo, Andrés Barbosa aparece como dios, concediéndole iluminación a Santa Tatiana, pero paralelamente la confina al auto aniquilamiento -el amante hace sufrir a su amada, es la figura común-, como se evidencia en las dos primeras estrofas del poema en referencia:
“Ahora es su memoria,
como este tatuaje,
Santa Tatiana, madre de dolores,
yo te di mis paisajes y
el brotar de tus alas.
Para que murieras de cuerpo en cuerpo
con el cielo de las satisfacciones
y tú: el tiempo,
umbral que lleva
calavera con mortaja
de su mano las pasiones.”
En esta medida es necesario aseverar que Andrés Barbosa Vivas tenía tatuado un barco en un brazo; según el autor, representaba la libertad, una bella alusión al barco ebrio de Rimbaud, y además era una marca que nos indica la presencia de él, dentro del poema. Andrés usa el apostrofe para resaltarse como el hablante lirico de la obra y para llevar a cuestas la pesada carga de Tatiana. Es una referencia a la lealtad y al amor -no sólo por la puta- sino a la sustancia primera –dicho en términos aristotélicos-, o como él lo escribe en los últimos versos de su poema:
“Creador de todo,
lo uno más ojos
historias y entrañas…
Placer y otras latitudes
ausentes de recintos.
A tí también he dado mi vida y revoluciones.
De tu cabello desciende un halo de sol.”
Parece que Andrés encontró una experiencia mística, una especie de epifanía poética, al entender la dura realidad y el sufrimiento de Santa Tatiana, que estaba sumida en una gran carencia de amor, además en una constante violación de su dignidad y sus derechos, por parte del macabro sistema consumista. Esta experiencia no se trata de una abducción reduccionista, de la autonomía estética o intelectual de Andrés ante las doctrinas. Al contrario, el poeta se muestra como un visionario, como un inconforme que duda, que busca una respuesta y que defiende su postura. Tanto así, que no recibe respuesta a sus expectativas, sólo “un halo de sol,” una pequeña luminiscencia, un corto atisbo de la verdad y una respuesta inconclusa.
La demanda mística de Andrés, se deslinda de certezas aprioris y de angustias existenciales, que hacen de la espiritualidad un opio vehemente. En realidad es una reminiscencia al discernimiento de sí mismo, por ello la crónica 28 termina arrojando al lector al infinito camino del conocimiento y motiva la búsqueda de respuestas metafísicas a través de la interacción amorosa con los otros. Lo anterior se resume en la defensa de los derechos, en la reivindicación de las sabias putas y en la liberación de la palabra por medio de la creación poética.
En suma, me parece que la obra de Barbosa Vivas se asemeja al final del poema Primero Sueño, de la rebelde novicia Sor Juana Inés de la Cruz, donde el alma humana viaja a través de un supuesto sueño de Anábasis y al final de la obra despierta dándose cuenta de la imposibilidad de llegar a la visión divina. Más aún se concientiza de la inmunda ambición humana y del largo sendero que debemos recorrer para entender la naturaleza y la realidad. Por ello, desde el verso 973 hasta el 975, se descubre que la universal alma humana que inició el largo sueño místico, en realidad es la misma poeta:
“entera a los sentidos exteriores
su operación, quedando a luz más cierta
el mundo iluminado y yo despierta. 975”
Así mismo, Andrés termina su poema afirmando: /De tu cabello desciende un halo de sol/, ese resplandor que reafirma la contrariedad epistemológica y que sitúa al poeta –a la puta mártir y a la humanidad entera-, como los actores centrales para la generación de un cambio en la realidad; es el legado de Andrés Barbosa Vivas, una herencia de beligerancia intelectual y social, una vía sin límites, sin normas ni doctrinas; un mundo libre y amplio, donde las ideas y acciones de todos, son la razón para seguir siempre hacia adelante.
* Representante Legal de la Corporación Memoria de Centro Oriente.