Comunicación Alternativa // ISSN 2145-390X

EL EXITO BOGOTANO EN SUPERAR LA POBREZA

Por: Gustavo Petro.
Fecha e publicación: 8 de marzo de 2016.

http://3.bp.blogspot.com/-WsK1fKKDXaQ/UrB07QpBNFI/AAAAAAAAKnQ/hlLd5dXwsk0/s320/Jorge_Ivan_Gonzalez_Bogota_Catedral_marcha.jpgSólo tenemos dos ciudades en Colombia con un relativo éxito en la disminución de la pobreza en Colombia: Bucaramanga y Bogotá. Ambas logran tener pobrezas multidimensionales de menos de un digito como porcentaje del total de su población y la pobreza extrema se sitúa en menos del 2%.

Hay circunstancias estructurales que parcialmente explican ese resultado: ambas tienen una extendida red de pequeñas empresas manufactureras y de servicios que vinculan la mayor parte de la ocupación laboral. Sus economías, a diferencia de las demás ciudades, no gravita alrededor de oligopolios industriales, de servicios, de economías de enclave extranjeras, o de un mundo rural con una profunda concentración de la propiedad de la tierra.

Un muy activo mercado y comercio de bienes y servicios producidos al interior de Bogotá y Bucaramanga ha arrojado una vitalidad económica bastante envidiable en el contexto colombiano.

Acaban de salir las cifras del DANE para el año 2015 que reproduce de nuevo esta realidad poco analizada por el gobierno nacional y la prensa. A pesar de los malos datos de la economía nacional a partir del segundo semestre del 2015 debidos a la caída de la burbuja petrolera, Bucaramanga y Bogotá mantienen resultados relativamente favorables en pobreza monetaria y extrema pobreza, mejor que las del resto de ciudades y regiones del país.

Pero hay un indicador que la prensa deja de informar por razones políticas: la pobreza multidimensional que diferencia la efectividad de las políticas sociales regionales o la ausencia de ellas, y que permite comparar los aciertos o desaciertos de la política macroeconómica nacional con las políticas sociales locales.

La pobreza multidimensional es un indicador de carácter internacional promulgado por las Naciones Unidas. Trata de ver un poco más allá de las simples variables macroeconómicas: ingresos, remuneración del capital, tasas de interés. Naciones Unidas considera que es pobre no sólo la persona que recibe un ingreso por debajo de una línea de compra de canasta de bienes mínima, la llamada línea de pobreza, sino que también lo es el que no recibe una serie de servicios y bienes que hacen parte no sólo de su canasta de bienes de consumo, sino de su canasta de derechos.

Las nuevas variables para medir pobreza tienen que ver con: analfabetismo, bajo logro educativo, barreras a servicios para el cuidado de la primera infancia, barreras de acceso a los servicios de salud, desempleo de larga duración, hacinamiento crítico, inadecuada eliminación de las excretas, inasistencia escolar, material inadecuado de paredes exteriores, material inadecuado de pisos, rezago escolar, falta de acceso a agua mejorada, falta de aseguramiento en salud, trabajo infantil, trabajo informal.

Como verán, mientras la pobreza monetaria tiene que ver fundamentalmente con la política económica nacional, la pobreza multidimensional tiene que ver en Colombia, con las políticas locales.

Este es el primer resultado sorprendente que arroja el DANE: mientras la pobreza monetaria para el 2015 en Bogotá llegó a 10,4 % del total de su población, la pobreza multidimensional llegó a 4,7% del total. Es decir que el Distrito a partir de su política social es responsable de bajar a más de la mitad la pobreza que arroja la economía nacional en la ciudad.

Esta situación no se observa en otras regiones del país, incluida la ciudad de Bucaramanga. La política social del Distrito ha logrado mitigar exitosamente los efectos de una economía que no logra vincular laboralmente ni mejorar el nivel de salarios, o aumentar o crear las pensiones en la población bogotana. Y no sólo mitiga los efectos económicos nacionales, sino que casi 400.000 personas que son pobres monetarios, es decir que no tienen los ingresos suficientes para comprar la canasta mínima, dejan de serlo gracias a las políticas distritales: servicios educativos de calidad, acceso a servicios de salud, nutrición, cuidado de la infancia, hábitat.

Un proyecto que nacionalice las políticas sociales del Distrito y las lleve a regiones de máxima pobreza, podría disminuir en millones de personas la pobreza multidimensional en Colombia.

Pero hay un segundo dato, oculto celosamente por la prensa, que evalúa el gobierno de la Bogotá Humana.
Bogotá Humana, gobierno del 2012 al 2015, de la ciudad de Bogotá, se planteó como primer propósito de tres superar la segregación social. El indicador de pobreza, entre otros, es básico para evaluar si lo logró o no.

Según el DANE, Bogotá redujo su pobreza multidimensional, del 11,9 % del total de su población a finales del 2011, a 4,7% del total de su población a finales del 2015. Significa que 519.000 personas salieron de la pobreza multidimensional en el periodo de la Bogotá Humana gracias a las políticas sociales que esa administración hizo. Significa que la pobreza multidimensional disminuyó en dos terceras partes en un sólo gobierno. Significa que de 887.000 personas que se mantenían en condiciones de pobreza en el 2011 pasamos a 368.000. Bogotá Humana, y eso es lo que la prensa privada le quiere ocultar a Colombia, fue una verdadera revolución social y cultural.

La magnitud del éxito es visible si se compara con los resultados nacionales y de otras regiones del país. Al excluir los resultados de Bogotá de los del resto del país, obtenemos que para el periodo de gobierno 2012 al 2015, el resto del país sólo disminuyó la pobreza multidimensional en un 26%, mientras Bogotá Humana lo hizo en un 60%.

Las políticas sociales de la ciudad de Bogotá, invisibilizadas, y ahora se entiende por qué, han sido muchísimo más efectivas en reducir la pobreza, que las construidas por el gobierno nacional, o las de las demás regiones del país.

Lo que significa que políticas de atención integral a la primera infancia, hábitat, mejoramiento de la educación pública, política de subsidio nutricional, de subsidio al transporte, de bonos pensionales a la tercera edad, de inclusión juvenil, de democratización de la cultura, de atención preventiva en salud en los hogares de millones de personas, de consumo mínimo vital gratuito de agua potable, han sido más eficaces que las políticas tercerizadas de atención a la infancia del ICBF, que cosecha muerte infantil, que el modelo de privatización de la salud y los servicios públicos, que la política de vivienda nueva sin hábitat y sin revitalización del gobierno nacional

El peso político y la contundencia de esta estadística explica por qué no se informa por la prensa privada nacional. Pero en las tareas de la posguerra bien merecen un capítulo de análisis específico para su posible generalización en el conjunto del país.

Ahora bien, estos resultados, muestran un camino que se puede interrumpir. A la postre la política social se vuelve ineficaz si la estructura económica no funciona.

Rápidamente el ministro de vivienda, corto de ideas y sorprendido por la caída de la construcción en el último trimestre del 2015, trató de responsabilizar a Bogotá por el estancamiento de la economía nacional. Eficaz en su capacidad de influenciar al Presidente Santos pues ya lo lleva a la complicidad en la destrucción de la reserva forestal del norte de Bogotá: no pudo entender que la construcción sólo sigue a la economía petrolera, y que ésta ha llegado a su final.

Tan absurda es la tesis del ministro de vivienda que bien demuestra la falta de preparación del gobierno nacional para asumir y mitigar la crisis económica que comienza.

Termina el modelo de pseudodesarrollo centrado en la economía petrolera. Se deshace la burbuja inmobiliaria y financiera, y sin sustitución por otro modelo, se avecina un incremento del desempleo y por tanto de la pobreza monetaria en todo el país, incluida la ciudad de Bogotá.

Aunque tuvimos los datos más bajos de desigualdad social, medida por el coeficiente Gini de la historia estadística de Bogotá, ésta sigue siendo muy alta. En el 2001 el coeficiente Gini de Bogotá era de 0,57, uno de los más altos del mund. En el 2015 bajó a 0,498, pero aún es demasiado alto. Esta desigualdad social sumada a la destrucción de la economía petrolera y la destrucción de la política social de Bogotá Humana por la actual administración, pueden generar una combinación perversa de incremento de la pobreza en la ciudad, y de vulnerabilidad económica de la clase media.

La necesidad de pensar un modelo de desarrollo productivo, intensivo en conocimiento, y sostenible con el contexto ambiental, es el camino a seguir, pero nuestros gobiernos de hoy en general, parecen no estar preparados para seguirlo.

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Cifras claras: Bogotá en la tabla es la región con menos pobreza de Colombia.


 
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