La destrucción de las Chagras o agroecosistemas dentro de la Universidad Nacional son una pérdida invaluable. Significó la destrucción de ecosistemas que contaban con mas de 200 especies vegetales, dentro de las que se contaban especies nativas de maíz en vía de extinción, una gran variedad de plantas y semillas orgánicas y la eliminación de una multiplicidad de organismos vivientes en ellas generada; por otro lado, son mas de tres años de trabajo de mas de 400 estudiantes, que nos evidencia la miopía ambiental con la que se mueven los ilustres tecnócratas arquitectos e ingenieros encargados de la planificación urbana (incluyendo por supuesto al vicerrector de la sede).
Las chagras son iniciativas estudiantiles que tienen dentro de sus múltiples propósitos promover una conciencia ambiental y ecosistemica dentro de la comunidad universitaria, entendiéndonos a cada uno de los sujetos que interactuamos en este territorio como parte de un ecosistema, lo que implica que estos, además de ser espacios pedagógicos y de propagación de biodiversidad, son espacios de socialización que promueve formas comunitarias y solidarias de relacionamiento tanto con nuestro entorno biológico como con nuestro entorno social.
La generación de estas chagras es espontanea y autónoma, se realizan en mingas donde participamos los estudiantes pertenecientes a las facultades de Agronomía, Ciencias Económicas, Ciencias Humanas, Derecho y Ciencia Política, Arquitectura, Biología, donde estas chagras se encuentran. Es un trabajo colectivo en el cual en los últimos tres años nos hemos vinculado de forma permanente más de 80 estudiantes y en forma transitoria más de 400 personas. De tal forma que las Chagras son espacios pedagógicos donde se rescatan e intercambian saberes, se da una interacción inter y multidisciplinar e inclusive han participado personas que hacen uso de los servicios y espacios de la universidad: indígenas, madres y niños atendidos en fisioterapia, artistas, agricultores urbanos, etc.
Son reservas biológicas de semillas nativas y orgánicas, y son puntos focales de propagación de biodiversidad en la medida en que cada especie vegetal tiene implícita una serie de individuos biológicos que la acompañan; las semillas allí generadas más que un fin de consumo están destinadas a la propagación de especies nativas arboliferas y de uso alimentario para la ciudad. Son espacios donde los estudiantes de la Universidad Nacional generamos propuestas, estrategias y acciones para actuar frente al tema de seguridad y soberanía alimentaria, contaminación, calentamiento global, atendiendo a unas construcciones identitarias, sociales y culturales propias, donde prima el respeto por la tierra, la biodiversidad y la vida.
"Los hechos y las palabras":
1. El lunes 4 de agosto mientras los y las estudiantes nos encontrábamos en "vacaciones" las directivas tomaron la decisión de arrasar las chagras de los estudiantes de la Universidad Nacional que empezaron a gestarse desde hace 3 años como es el caso de la chagra que quedaba cerca al edificio de agronomía "La Manuelita", que fue tumbada por los trabajadores de mantenimiento a eso de las 9.30 a.m.; cuando llegamos ya era tarde, habían arrasado con machetes y con tractotes con más de 200 especies de plantas, muchas de ellas semillas limpias, orgánicas y algunas en vía de extinción como algunas variedades de maíz, uchuva, mora, papa, lechuga, acelga, cáñamo, auyama, cubios, habas, ají, frijól, arvejas, quinua y muchas plantas medicinales. La chagra "La manuelita" estaba logrando demostrar que es posible una agricultura sin agroquímicos, sin mucha necesidad de desyerbar, pues allí más que malezas habían "buenazas", es decir, estábamos apostándole por una agricultura basada en el equilibrio ecosistémico.
"La manuelita" tenía además un proyecto de "banco de semillas" como una alternativa estudiantil para comenzar a trocar nuestras propias esperanzas, sueños y semillas; esta iniciativa sufrió durante todo el primer semestre de 2008 dos "atentados": la primera vez destruyeron un horno artesanal donde se cocinaron varios panes, arepas y otras delicias, echando los escombros, a los restos quemados del banco de semillas, afortunadamente las semillas se salvaron, pero la infraestructura que intentaba ser lo más ecológica posible fue destruida; enseguida se comenzó a reconstruir el "banco" pero de nuevo fue destruido, se decidió entonces, dejar ese espacio para construir un pozo para la piscicultura limpia. Todo esto fue arrasado el lunes 4 de Agosto.
Enseguida los trabajadores nos dijeron que ellos cumplían órdenes, que esto era orden desde vicerrectoría, al parecer. Nos dijeron que la siguiente chagra a tumbar era la de Derecho "Los girasoles" y luego la de humanas "Maloka".
2. Así que decidimos plantarnos en derecho, en "Los girasoles", decidimos ir a ver cómo estaba la de humanas, al llegar, a eso de las 11.30 a.m. los trabajadores habían tumbado casi toda la chagra, dañaron y arrasaron con una "maloka" natural, propuesta por los estudiantes. Cuando llegamos a plantarnos, ya era demasiado tarde, de nuevo arrasaron con toda la diversidad de plantas como distintos fríjoles, papa, maíz, ají, etc. Todos los funcionarios de la DBS (Dirección de B y Seguridad) sonrientes. Les preguntamos que por qué estaban tumbando las chagras. Nos dijeron que era una orden desde arriba. Nos dijeron que lo que le molestaba a ellos directamente era que en esos espacios se consumiera alcohol y otras drogas; nosotros les contestamos que esas prácticas suceden en toda la universidad y que nosotras y nosotros no teníamos nada que ver con esas prácticas. "Pinilla", uno de los de la DBS, nos dijo que eso tenia que ver con la directora de bienestar de sede, la profesora "Marta Devia."
El mismo "Pinilla" nos dijo que iban a detener de tumbar y que aprovecháramos para hablar con la profesora "Marta", estuvimos en su oficina (Jorge, Marcelino y Sergio) a eso de las 12.30 m. Marta Devia nos explicó que ella no tenia nada que ver con esa decisión, que desde su punto de vista esto debió ser consultado pero que igual era imposible hacerlo por que no había cómo, por ninguna referencia por grupos de trabajo de las facultades; que ella nos aconsejaba pasar por las decanaturas de cada facultad y explicarle el proyecto. Le dijimos que el decano de Ciencias Humanas, Sanabria, estaba enterado del proyecto. Le preguntamos a la profesora Marta, qué dependencia podría ser responsable de esa orden; nos contesto que no tenía idea, llamó a Edison Yair Duque, de oficina de planeación y él le contestó que no.
3. A las 2 p.m. del lunes 4 de agosto, Jorge C. realizó una llamada a oficina de planeación, la secretaria lo comunicó con una de las altas funcionarias de la Oficina de Planeación, dependiente de la vicerrectoria de sede. La "doctora" Diana Ortiz, ante la pregunta de por qué estaban tumbando las chagras, contestó que no se estaban "tumbando", sino que se estaban "reubicando". Nos "comunicó", que un profesor de agronomía había pasado un proyecto de "huertas productivas", que había sido aprobado hace 15 días. A los 8 días se reunió un comité técnico que decidió "reubicar" las chagras hacia algún lugar de los invernaderos de la universidad que se le habían asignado al proyecto del profesor. Se le dijo que no se estaban reubicando las chagras (por lo menos eso significaría "transplantar", ¿no?) sino que literalmente se estaban tumbando a machete y tractor, se le preguntó por qué las directivas no pueden reconocer el trabajo realizado por los estudiantes y dijo que sí había sido reconocido nuestro trabajo, que por eso nos habían asignado un espacio en los invernaderos (luego nos preguntábamos en qué momento relacionaron el proyecto del profesor con nuestra propuesta); se le dijo que por qué no habían sido capaces de esperar hasta que entraran los estudiantes de vacaciones, por qué habían aprovechado cuando no había nadie en el campus; frente a esto respondió que no tenía que ver con vacaciones o no, que era una decisión de un comité técnico y que además cómo nos va a consultar a nosotros si no tiene en dónde, que "si nos dejaba una nota en las chagras" (pues sí, ¿por que no?); se le preguntó el por qué se destruye una iniciativa que estaba generando una identidad de la comunidad universitaria, que estaba trabajando en un proceso de recuperación y conservación de semillas, que estaba haciendo investigación propia; dijo que primero eso no respondía a una iniciativa científica vinculada a alguna de las facultades y que además éramos una minoría que habíamos decidido tomar espacios sin consultar a las directivas y que estábamos violentando la universidad porque como minoría nos imponíamos y que ellos sí regulaban la conducta y el territorio de la universidad. La discusión se tornó insostenible y el auricular regresó a su sitio.
4. A las 2.30 pm del 4 de agosto, la estudiante Marcela G, habló directamente con la señora Diana Ortiz, se le preguntaron por las razones que se tenia para tumbar las huertas, ella contestó que no se había pedido permiso, que los estudiantes no podíamos hacer lo que quisiéramos en la universidad sin consultarle a las directivas. Se le responde que estas huertas se sembraron en un espacio publico, donde no se afectaba a nadie –no son vías de acceso o peatonales, no son sitios de esparcimiento ni recreación, lo único que había en esos espacios era cocuyo (pasto)-, la doctora responde que si entendemos por publico un espacio donde cualquiera puede hacer lo que quiera: "si cualquiera puede sembrar, entonces cualquiera puede tumbar… ¿Cuál es el problema?". Se le explica que son iniciativas estudiantiles autónomas y espontaneas, no se esta afectando a nadie, además responde a una construcción identitaria propia, que son espacios pedagógicos y de propagación de biodiversidad, que son más que un cultivo para producir alimentos, y que nuestro interés era conciliar para poder detener el arrasamiento de las huertas.
Ella dice que no hay nada que hacer, que nos habían pagado con la misma moneda, que nos desconocen así como nosotros habíamos desconocido a las directivas, que existe un Plan de Regularización y Manejo que debemos acatar, y que para poder realizar cualquier acción de este tipo se debe solicitar la asignación de un espacio quel será evaluado por un comité técnico compuesto, claro está, por arquitectos, paisajistas y urbanistas "expertos en el tema de planeación urbana". Igualmente sugirió que si el plan de regularización y manejo había sido consultado a una serie de profesionales expertos en el tema, por qué habrían de consultarnos a nosotros, los estudiantes sobre este. Claramente se le respondió que por ser los estudiantes los usuarios de este espacio lo lógico es que seamos consultados y partícipes de la planeación en nuestra ciudad universitaria.
5. A eso de las 5 p.m. del lunes 4 de agosto la señora Consuelo M., madre de una de las cultivadoras de las chagras habló por teléfono con el Vicerrector Fernando Montenegro, indignada le comenzó a preguntar por qué habían tomado esa decisión de tumbar esta iniciativa de los estudiantes; lo primero que dijo era que los estudiantes no podían cultivar donde quisieran, que no habían seguido el reglamento, además dijo que "no era un proyecto científico"; la madre preguntó el por qué no se había negociado con los estudiantes y él respondió que el profesor de agronomía ya se había hecho cargo, que estas no hacían parte de un proyecto de agronomía y que los "estudiantes no pueden hacer lo que les provoque"; la madre preguntó el por qué cuando hay tropel todo pasa normalmente, pero que cuando se realiza una acción social y que busca alternativas se le condena; éste respondió que a la "Universidad no le interesa la acción social sino la investigación científica" y reiteró varias veces durante la conversación que estas chagras no "eran parte de un proyecto científico"; la madre le dijo que era muy perturbador saber que una persona que piense eso sea un alto directivo de la universidad, que la Universidad en su visión y misión se propone una acción social. Nos dijo además la madre que intentó hablar con el Rector de la Universidad, pero que no fue posible, que la secretaria es un colador buenísimo de la información.
6. Decidimos quedarnos el lunes 4 de agosto hasta tarde, como hasta las 8 de la noche, un poco desolados, buscando proteger las huertas que aún quedaban.
7. El martes 5 de agosto estuvimos todo el día, desde las 6.30 a.m. hasta las 8 p.m. "custodiando" las chagras para que no las tumbaran.
8. El miércoles 6 de agosto, al llegar a eso de las 6 a.m. encontramos tumbadas las chagras de derecho "Los Girasoles", la de arquitectura y la de económicas. Las señoras de aseo que siempre pasaban por allí, nos dijeron que el trabajo lo realizaron antes de las 5 a.m. De nuevo pasaron con tractor y machete, tumbaron 300 plantas o más entre las 3 chagras: plantas de quinua, maíz de distintas especies y colores, papa criolla, otras papas, ruibarbo, jijimay, cidrón, rábano, arracacha, tabaco, girasoles, fríjol, ají, arveja, hierbabuena, menta, canelón, cebolla, cebollín, diente de león, caléndula, plántulas de árboles de cerezo, lechuga, en fin, muchos otras más plantas arrasadas.
La indignación es general, ¿sembrar es un acto de violencia?, no. Pero destruir lo sembrado es ignorancia, es una actitud fascista, es una forma absurda de pretender regular y reprimir nuestras conductas. Las expresiones e iniciativas estudiantiles no necesariamente tienen que estar ligadas y sujetas a un proyecto institucionalizado para que tengan validez y reconocimiento en la comunidad, hay dinámicas sociales que se salen del marco de un proyecto y de la normatividad, no por ello son violentas, no por ello dejan de ser validas en términos científicos, sociales y en este caso culturales y ambientales.
¿Por qué tenemos que pedir permiso para propagar biodiversidad, sobre todo alimento, cuando es la única alternativa real que este sistema esta dejando a la sociedad para vivir dignamente?
¡Por nuestras plantas arrasadas, ni un azadón quieto!
¡Por cada planta arrancada nacerán mil!
¡Por cada chagra aplastada surgirán tres!
¡No a la privatización del espació público!
¡La tierra del que la necesita!
¡La tierra del que la trabaja!
¡Todos a liberar a la madre tierra!