Por: Rodolfo Beltrán.
Fecha de publicación: 21 de agosto de 2014.
Recordando a Jaime Garzón por los 15 años de su asesinato, me quedaron caladas dos frases celebres, premonitorias como muchas aseveraciones de ese gran visionario:
“¡Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselos...nadie! Porque el problema de los colombianos, somos nosotros, que no tenemos una conciencia colectiva, tenemos una posición cómoda e individual, ante la vida, el problema soy yo, me salvo yo y el resto friéguese."
En el marco de esta reflexión, Garzón avanzó proponiendo: "si no reaccionamos los jóvenes y asumen el control de su propio país con los elementos que les da la constitución, por ejemplo, el voto, si no hacen uso de eso, para bien, cerremos y vámonos, sigamos mirando allá al país y nosotros para otro parte."
Son frases que definitivamente nos impulsan como jóvenes a asumir la responsabilidad de la renovación política, pero no solo la de llegar a los cargos colegiados o votar de forma consciente en los comicios electorales, sino la de entablar un nuevo ejercicio político, que traspase la coherencia y plantee un modelo de participación, donde las bases sociales y la construcción colectiva sea realmente el sustento. Y es que un Concejal no puede seguir siendo un bolsa de trabajo, una influencia burocrática a la cual consagrase; un saco roto que exclusivamente dé cabida a amigos y familiares o una veleta suelta, frágil y vulnerable de cooptar.
En este sentido, el control político debe ser arduo, ya que no es garantía el mero hecho proponerse como joven, porque lamentablemente las actuales acciones de corrupción en las alcaldías locales, acompañadas por varios Ediles, tienen en un limbo jurídico a varios concejales muy jóvenes, elegidos desde espacios democráticos; un terrible panorama para la izquierda que no está alejado de las practicas que llevaron a Bogotá a la crisis del gobierno 2008-2011. No me cansaré de afirmar - desde mis primeras participaciones en escenarios políticos - que tenemos que depurar la izquierda y que los actos de corrupción son aberrantes e inadmisibles.
Las elecciones locales del próximo año no son un fenómeno distante, es necesario proponer jóvenes probos, con militancias, convicciones y valores serios y comprobados a través del trabajo de base y no seguir permitiendo que los mismos, con las mismas, continúen la historia cíclica y nefasta de nuestro país. Ha llegado la hora de asumir las responsabilidades; de tomar las riendas de nuestra realidad y como diría Jaime Pardo en su discurso póstumo, ser aquellos jóvenes que "sigan dirigiendo lo que el pueblo quiere, una Colombia feliz, llena de esperanza".