Por: Movimiento Revolucionario Unificador del Pueblo
Fecha de publicación: miércoles 18 de Julio de 2012.
“Qué fácil es hablar de la guerra cuando ésta la viven otros”
A las organizaciones estudiantiles
A las organizaciones civiles
A la Revista Hekatombe, El Rebelde Medios Alternativos, Prensa Estudiantil, Periódico El Macarenazoo, y en general a los medios de comunicación no oficiales que luchan a pesar de las dificultades por mantenernos informados con la verdad
Al pueblo de Colombia:
Hermanos, hermanas, no decidimos escribir esta carta para simplemente dar una opinión más de lo sucedido en el Cauca, así como lo hace todo el mundo, ya sea criticando o apoyando desde el confort de su hogar o de su oficina, no, hoy solamente queremos hacerles –hacernos- una pregunta: ¿Qué nos está pasando? ¿Qué nos está pasando hermanas y hermanos, compañeros y compañeras? ¿Qué nos está pasando que parece que el egoísmo se ha apoderado de nuestra piel? ¿Qué nos está pasando que el dolor se sumerge en nuestro corazón, pero los pies en la tierra como estatuas? ¿Qué nos está pasando que ante el sufrimiento de nuestros hermanos indígenas hemos asumido un quietismo incomprensible? ¿Qué nos está pasando?
Los indígenas del Cauca han dicho ¡Basta! Se cansaron de la muerte en sus hogares y no están dispuestos a tolerar nunca más que el dolor y el sufrimiento se sienten en su mesa, porque del fuego cruzado sangre siempre han derramado ellos: son excluídos de trabajo, salud, alimentación, justicia, pero no del conflicto, no de la miseria, no de la destrucción… y han perdido muchas cosas, excepto una, la más valiosa: la dignidad. Es por ello que han decidido sacar a los actores armados de sus territorios, primero usando la palabra, decididamente exigieron y dieron un plazo para el retiro de todas las fuerzas y cuando los señores de la muerte taparon sus oídos y cerraron sus ojos decidieron proceder cumpliendo su palabra. “Armados”, pues, con sus peligrosos bastones de mando se han enfrentado al Ejército que no tenía más que fusiles, granadas y morteros, pero los indígenas y las indígenas ya no tienen miedo, a pesar del estruendoso sonido que provoca una ráfaga de fusil, no retrocedieron y dieron una sabia lección de valor al pueblo colombiano.
Y es así que los medios han empezado a usar la información en su favor, a su manera, y “¡qué indignación!" Un soldado llorando por culpa de esos indígenas, y reproduciendo atrozmente esa cultura violenta que se ha impuesto en nuestro país se observan comentarios como: “hay que darle plomo a esos indios”, “los soldados tienen que defenderse matando a esos zarrapastrosos” y demás opiniones provenientes de muchos pseudoanalistas discursivos que la verdad lo dejan atónito a uno… claro, nadie entiende lo que es vivir una guerra, nadie entiende lo que es escuchar y esconderse día tras día, noche tras noche, de los disparos y de las explosiones del dolor. “¿Por qué hacen eso los indígenas? Que no lo hagan, que respeten, el Ejército está allí para defenderlos” ¡Qué fácil es hablar de la guerra cuando ésta la viven otros! ¡Qué fácil es opinar desde una cama calientita y posiblemente en un conjunto cerrado! ¡Qué difícil es vivir los horrores de la muerte! ¡Qué difícil es hacer entrar al otro en razón!
Las represalias ya han comenzado, Juan Manuel Santos y Juan Carlos Pinzón ya han anunciado que delegados del CTI viajarán para recolectar evidencia física y así iniciar acciones penales que conduzcan a la judicialización y encarcelamiento de los indígenas y todo porque supuestamente ellos quieren pasar por encima de las leyes penales y de la Constitución. Pues bien, se recuerda que esa Constitución que es citada –inclusive sin necesidad de mencionar la autonomía de los pueblos indígenas- en su Artículo Tercero dice que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo y es el pueblo el que ha adelantado en conjunto estas acciones; el gobierno no puede pasar por encima del pueblo… andan citando pues los señores de arriba la Constitución. Pero se han olvidado de algo importante: el artículo 22 que dice que tenemos derecho a la paz los indígenas simplemente serán perseguidos y asesinados por exigir sus derechos…
¿Asesinados? Así es, los medios oficiales esto no lo muestran, pero el compañero indígena Fabián Quetia ha sido asesinado el día de hoy por el Ejército -esa Constitución que subrayan tanto los de arriba también dice que tenemos derecho a la vida-; y no es la primera vez que sucede esto, en el 2008 pasó, en el mes pasado también dispararon a una indígena que estaba embarazada, pero esto no causa indignación, “esto sí es folklor”, esto es defender el orden constitucional, esto pasa, esto se olvida, y eso es lo que sucede, lamentablemente somos un país desmemoriado, cómo que nos han dado un fuerte golpe en nuestra patria cabeza y hemos perdido los recuerdos, perdido la memoria…
Y no sólo son los muertos, en el día de hoy también viajó la policía del ESMAD –ya conocidos en su “humanitario” proceder por muchos- y a punta de gases lacrimógenos, aturdidoras y recalzadas han herido a varios hombres, mujeres y niños…
¿Y nosotros qué compas? Nada… pretextos, parece que la convicción por la lucha social es inversamente proporcional a los días de vacaciones en que nos encontremos, parece que la lucha tiene vacaciones, domingos y festivos cuando la opresión y la humillación que ejercen los poderosos se realiza 24 horas al día… y está muy bien que nos indignemos por Facebook y Twitter, pero ¿más allá de eso qué? Algunos dirán: pero es que he trabajado fuertemente en el semestre y ahora en vacaciones quiero descansar; pero es que eso es en el Cauca y está muy lejos y además no tengo plata para buses para ir allá –ja, qué voy a ir allá-. Pero de eso no es de lo que se trata compas, la verdad se siente como tristeza en el ambiente, pareciera que las luchas son solitas, así no más, cada una por su lado; que nuestra lucha como estudiantes sólo fue por la universidad, la reforma a la ley 30 y ya; que hay una marcha por la salud, pero eso que vayan los médicos y enfermeras y todo eso, y que cada uno se las arregle como pueda… no nos damos cuenta que directa o indirectamente siempre los males del país recaen sobre todos y todas; parece que lo único que nos uniera como colombianos fuese el fútbol –y ni eso porque también nos divide por camisetas-. ¿Y los indígenas? No, pues pobrecitos, ojalá que resistan mucho y que les vaya bien…
Pues no compañeros, si la guerra es en el Cauca la guerra es para todos, si la destrucción es en el Amazonas, la destrucción es para todos, si el odio es en Santander el odio es para todos, si el egoísmo es en Bogotá la muerte es para todos…
Por ello como actores civiles hay que salir y manifestar nuestra postura y apoyo al pueblo indígena, hay que tomarnos las calles, no pidiendo, sino exigiendo al gobierno que cesen los atropellos con nuestros hermanos y también exigir un diálogo verdadero, un diálogo real; no la presencia del presidente y ministros que sólo van a “hacer pantalla”, no, sino que el gobierno tiene que obedecer – en latín ob significa el tener algo o alguien “delante”; audire: oír, escuchar, prestar atención. “Ob-ediencia” tiene como contenido el acto de “saber escuchar al otro”-; es decir, el gobierno tiene que escuchar a nuestros indígenas. Así pues dejemos a un lado la pereza, el quietismo y el egoísmo, la invitación es a tomarnos las calles sin excusas, es válida y noble la propuesta de los compañeros que van a recolectar alimentos, medicinas y otros artículos mañana en la Plaza de Bolívar y qué bonito es realmente que surjan iniciativas y propuestas, ellos están haciendo algo, sin embargo nuevamente ¿qué nos pasa? Necesitamos más, necesitamos que cese la violencia en contra de los indígenas, hay que decirles que no están solos, que estamos con ellos, hay que presionar al gobierno y al país en general, por ello escribimos esta carta dirigida también a los medios de comunicación alternativos, para que difundan la palabra y así entre todas y todos construyamos una propuesta de movilización permanente; no es que los unificadores digamos vamos a marchar tal día y listo, no, la idea es que entre todos podamos construir una agenda de movilización hasta que se inicie un verdadero diálogo, la idea no es que sea una sola marcha y ya, sino que sea una serie de actividades y propuestas no sólo hacia la plaza de Bolívar, sino también hacia el ministerio de Defensa, de Justicia, a los medios de comunicación, todo dependiendo de las propuestas que existan. La idea es también que estas actividades se realicen de forma pacífica, -no porque descalifiquemos la acción violenta, sino porque hay que saber hacer las cosas, la violencia debe ser última opción- y finalmente la idea es que todas y todos despertemos y nos demos cuenta que nuestro papel no es pasivo, sino, todo lo contrario, es crucial y vital para ellos lo que nosotros podamos hacer aquí en la capital.
No siendo más estamos a su disposición, a su respuesta y atentos a las jornadas que nazcan entre todos y todas, pero por favor, hagamos algo, que sea pronto, cada minuto de pasividad nuestra es una bota en la cara, es macana en la espalda…
Desde la clandestinidad del rostro
Compañero-Militante Benkos
MRUP
¡Juntos nos liberamos!