Por: Guillermo Andrés Castro Rozo.
Fecha de publicación: 29 de abril de 2015.
Símbolo usual en Funza, sobre talas indiscriminadas de árboles. La imágen se sitúa en el proyecto urbanístico de Zuame.
El Día Mundial del Árbol no ilumina el rumbo en la sabana occidente de Bogotá. Los proyectos urbanísticos y los cambios de uso del suelo que posibilitan la instalación de industrias, tienen en amenaza de extinción los árboles de todo el vasto territorio de varios municipios, como Funza y Mosquera (Leer: Concejo de Funza realizó cabildo abierto para modificar POT). No es una aseveración científica, pero el arrasamiento de las plantas nativas del territorio es una evidencia inocultable, detectada con fotos y denuncias de todo nivel, que se está presentando a gran escala, impidiendo (cada día que avanzan los proyectos urbanísticos) que la población local pueda contar con zonas de esparcimiento verdes.
La Destructora Bolívar, como el periódico Alternativa de Mosquera calificó a la constructora, adelanta proyectos de vivienda en ambos municipios de la sabana, y en juntos el arboricidio ha quedado como una triste anécdota del verdor de aquellos paisajes en donde hoy se instalan moles de cemento de varios pisos de altura... Esta arrasadora hace ciudades dentro de la ciudad, dado el número de personas que llegarán a habitar los apartamentos que construyen. Proyectos urbanísticos nuevos en Funza ya tienen autorizados la tala masiva e indiscriminada de árboles, tales como el ubicado cerca de la zona del “bar del campo”, en la calle 15 con carrera 9a, frente al barrio nueva Gerona; Altos del Gualí II situado junto al humedal y que ha sido denunciado por arrojar escombros a un metro de distancia de ese ecosistema; o el proyecto de vivienda Nueva Esperanza al otro lado del municipio en límites con Tenjo, en donde aparentemente no llegan siquiera los servicios públicos; entre otros.
Panoramica de la urbanización de la Constructora Bolívar en Funza.
No sólo los planes privados son los que fungen como responsables de los criminales arboricidios; desde hace meses se viene denunciando la responsabilidad de la administración pública de Funza en esta situación (Leer Arboricidios en Funza). Los casos son de algunos parques del municipio, y de Portales de Funza, en específico. Se suman a esto nuevas situaciones con los árboles que fueron extirpados en la sede del Colegio Miguel Antonio Caro, en la sede de la calle 15 con carrera 6a, gracias a la construcción del nuevo complejo educativo que se edifica sobre los escombros del antiguo patrimonio arquitectónico.
En todos los puntos cardinales tanto de Funza como de Mosquera se adelantan hoy por hoy nuevos proyectos de vivienda que evitan el crecimiento de nuevos árboles, y los que siempre han estado allí ya tienen sus días contados gracias a la locomotora de deforestación. Los habitantes reclaman por un aire más limpio; por conservar la vocación del uso del suelo; por tener un ecoparque en condiciones de salubridad, en donde lo ideal sea poder sentarse junto a un árbol, leer, descansar, o celebrarle su día, como en Bogotá, increíblemente, puede ocurrir en parques como La Independencia, Nacional, de los Novios, la 93, bibliotecas públicas, etc., pese a la densidad poblacional y problemas ambientales propios de la capital. Mientras podamos decirlo toca declarar hoy en su conmemoración: ¡Feliz (¿?) día del árbol!