La luna de Arauca
Llega de noche el avión a la capital del departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela, y junto a lideresas de organizaciones de derechos humanos, desplazadas a su vez por la violencia institucional de otras zonas, nos recibe la luna llena del mes de mayo.
Saludamos a dos diputados de la Asamblea departamental de la tierra “del coleo” (práctica relativa al control y tumbado de las reses por parte de un jinete jalándole de la cola) que a esas horas está sesionando, y entramos de lleno en el enredo histórico de despojo, violencia e injusticias que ha caracterizado un departamento de sólo doscientas mil personas, extenso y diverso en territorio, pero con mucho petróleo en su subsuelo que ha sido entregado a perpetuidad a empresas extranjeras (OxiÓccidental, Repsol, etc.) que cuentan con el ejército al total servicio de sus intereses..
Con las empresas transnacionales (¿casualidad?) llegaron al territorio los paramilitares, y empezó el latifundio que antes no existía.
Yenni, Jimmy, Giovanni.
Madruga la delegación para dirigirse por carretera hacia Flor Amarillo, y en el recorrido se detiene en el humilde monumento de la masacre de Santo Domingo, para conversar con los familiares de 25 personas asesinadas por un bombardeo del ejército a una fiesta, donde también fueron desintegrados 7 niños, cuya huella de biberón quedó marcada por las explosiones, con cráteres del tamaño de piscinas.
La sentencia condenatoria de la Corte Interamericana de Derechos Humanos - CIDH - contra el Estado colombiano, pretende ser revisada por Santos, que dice no tener dinero para pagar a las víctimas, pero sí para 500 abogados para revisar las condenas y buscar falsas victimas, con mucho dinero para “convencer” a algún familiar que dé un testimonio contrario, o dudas sobre si una mano o un trozo de cuerpo no fue “adjudicado” a la víctima correcta o a otra..
En un plan que tiene el propósito de desvirtuar la memoria y cambiar la realidad, al tiempo que resta credibilidad a las organizaciones de derechos humanos que se atrevieron a acompañar a las víctimas en la travesía difícil de buscar justicia.
Llega la delegación a la escuelita de la vereda Carraos en Flor Amarillo Tama, donde la comunidad se reúne para dar detalles y testimonio de la violación y asesinato de tres niños de esa escuelita, ocurrida el 14 de octubre de 2010. El profesor y pobladores de la zona (el papá y la hermana mayor sobreviviente tuvieron que abandonar la zona por amenazas de muerte) cuentan:
"Era época de vacaciones y Yenni, Jimmy y Giovanni estaban haciendo comida en la casa mientras el padre trabajaba el campo. Llegaron los soldados al mando del teniente Muñoz y los violaron, los asesinaron a cuchilladas y los enterraron en dos fosas."
Las peripecias de la comunidad, cuando se dieron cuenta de su ausencia, fueron narradas en detalle dramático, incluida la negativa del batallón para colaborar en la búsqueda. Los pobladores, finalmente, hallaron las fosas donde la niña y los dos niños, por separado, estaban a escasos metros de la casa, y a pocos metros también del campamento de los militares, con una abundancia desesperante de huellas y pruebas, que los habitantes protegieron con su presencia hasta que, ante la negativa de la Fiscalía al levantamiento de los cuerpos, fue la Cruz Roja quien lo hizo, bajo la atenta mirada de los presidentes de las Juntas de Acción Comunal.
Desde entonces las amenazas han sido constantes, y el Ejército ha tratado de eludir sus responsabilidades. La jueza que llevaba el caso fue asesinada también
Ahora, cuenta la comunidad, el terror de niñas y niños cuando llega el Ejército está produciendo traumas colectivos, y hace poco los militares violaron a una señora también cerca de la zona.
El Ejército incluso se hizo pasar por Procuraduría, para obtener información en la vereda, pero hay tantísimas evidencias que parecería imposible que la Impunidad prevaleciera.
La delegación asturiana, acompañada por unas cincuenta personas de la comunidad, fue invitada a llegar hasta las fosas, y comprobar también cómo la casa y la finquita de la familia estaba siendo comida por las avispas y por la maleza, mientras el temor a que se repitan hechos similares, se acreciente, debido al asedio de los militares, que de forma sistemática aparecen por los alrededores.
El mapa de Arauca está marcado por miles de lugares donde la violencia se ha ceñido contra la población y la ruta de Arauca - capital de departamento - hasta Arauquita es un comienzo de esta ruta del horror, en donde aparecen los nombres de Santo Domingo, Flor Amarillo, Tame, Vereda Carraos, entre otros lugares.
Llega la delegación a Arauquita, a la sede del CPDH, conseguida con el apoyo de la Federación Luterana Mundial, donde diariamente sus abogadas atienden decenas de casos de vulneraciones de derechos humanos. Al otro lado del río está la República Bolivariana de Venezuela.
El CPDH, con un local que sorprende en una zona tan conflictiva, y con unas relaciones institucionales privilegiadas en la región, emprende ahora también un proyecto que trata de compaginar la producción directa de peces con la atención psicosocial a las numerosas víctimas, entre ellas las de la vereda Carraos, traumatizada por la violación y asesinato de los niños a manos del Ejercito.
Militares que amenazan a la delegación asturiana...
8 familias, cuyos predios llevan 14 años cultivandose, se ven de la noche a la mañana empujadas a abandonar sus parcelas sin explicación porque al parecer el Ejército ha decidido ampliar su base en Arauquita.
Llega la delegación Asturiana junto a los afectados al terreno, y con ellos abogados del CPDH, y de inmediato son rodeados por tropas al mando del cabo Biojó, amenazando con que los centinelas podrían disparar sin ningún problema si no abedecen a sus órdenes.
La delegación y el CPDH hacen “razonar” al militar, explican la situación, le señalan la gravedad de la amenaza, se niegan a dejar de filmar y piden a los militares que se retiren, pues están allí invitados por los propietarios de las fincas.
En efecto los militares se retiran con su amenaza vigente y los familiares relatan numerosos hechos de acoso y amenazas sin que haya ninguna explicación del Ejército (incluyendo la violación de una ternera, lo que al parecer ha puesto enfermo al animal por el maltrato).
Regresan de nuevo en otro contingente militar que rodean de forma espectacular e intimidatoria a la delegación, y esta vez está al mando el subteniente Ramírez (que según el testimonio de los campesinos otras veces anteriores se había presentado como Aguilera).
Alegan que hay “artefactos” explosivos descubiertos sin explicar cómo ni dónde, pero la delegación y el campesinado insisten en la propiedad usurpada, y en todo caso en la petición de retirada de esas tropas ofreciéndose la delegación a ir a la Brigada para conversar con el coronel comandante.
Acostumbrados a agredir, los militares han encontrado una resistencia a la que no están habituados, y no estando acostumbrados a razonar, acceden a retirarse. Las amenazas de disparar ya las habían recibido las familias campesinas varias veces, y ahora, con un documento favorable policial, se encuentran que en la práctica el Ejercito no les deja llegar al resto de sus tierras, donde los cultivos se pierden.
Todavía hay tiempo en el largo día para otras dos reuniones
Se reúnen con numerosas organizaciones de Arauquita, desde campesinos sin tierra, hasta sindicalistas de la municipalidad, pasando por desplazados por la OxiÓccidental .
Esta petrolera es la que recibe la mayor parte de las denuncias, aunque los pobladores responsabilizan al gobierno, ya que éste permite los atropellos de la transnacional extranjera, para la que los militares destinan la parte gorda de sus energías. Atropellos que van desde el destrozo de las reservas ambientales, al desplazamiento forzado de población o al no contrato de gente de la región; violaciones al DIH, como la construcción de trincheras y campamentos del Ejército en escuelitas, como la de la vereda El Triunfo; ó la negativa del Incoder a entregar títulos de propiedad en tierras que se supone que van a ser zonas petroleras, pero que todavía sólo son concesiones de exploración.
Y una reunión más con autoridades locales, de la alcaldía, secretaría de gobierno, varios concejales, el párroco y el director de la casa de cultura que obsequió a la delegación con bailes llaneros; y en el transcurso de la cual el secretario de gobierno nombró a los integrantes de la Octava Delegación Asturiana huéspedes ilustres de Arauquita.