Comunicación Alternativa // ISSN 2145-390X

LA VISION DE LA MUJER GUERRILLERA PARA LA PAZ DE COLOMBIA

Por: Guillermo Castro, director de El Macarenazoo.
Fecha de publicación: 8 de marzo de 2016.




Yuri Sara García en la selva colombiana.


Hoy es un día conmemorativo por la luchas emancipatorias de todas las mujeres del mundo. En nuestro medio de comunicación siempre hemos hecho reflexiones y recalcado el apoyo a las causas sociales feministas abocadas a la igualdad de condiciones en toda la humanidad. Pero este 8 de marzo, día internacional de la mujer, es diferente en nuestro país. Estamos ad portas de la celebración de acuerdos aparentemente definitivos entre la insurgencia de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo) y el gobierno nacional. Para este mismo mes se dio una fecha de ese posible día histórico para nuestro país.

En ambos lados de la mesa hay mujeres desempeñando su rol en procura de la concreción de acuerdos que terminen la confrontación armada entre ambos bandos. Sin embargo, la delegación guerrillera es indudablemente la más amplia y plural en materia de género, con mujeres periodistas, comandantes y voceras de la agrupación en las diferentes subcomisiones; el 50% de negociadores de las FARC en Cuba son precisamente mujeres.

Como nos interesa su voz en este día tan especial, y de cara al posible cierre de esta guerra de medio siglo, El Macarenazoo dialogó con Yuri Sara García, integrante de la subcomisión de género de las FARC-EP en La Habana. García forma parte de la dirección del Frente 36 del Bloque Efraín Guzmán y lleva 29 años en la organización.


La alegría en el rostro de Yuri Sara García, desde La Habana, donde participa de la Subcomisión de género por parte de la delegación de las FARC, organización a la que llleva vinculada tres décadas.


Hay una importante delegación de mujeres en La Habana. ¿De parte de la insurgencia cuál es la representación femenina y cuáles roles desempeñan?
En La Habana hay una delegación de 40 personas, de las cuales 19 somos mujeres. Estamos en todo; en la mesa, en tareas de redacción de los acuerdos, de comunicaciones, de fotografía, de filmación y, claro está, en lasubcomisión de género. Es decir, como es en el monte, donde las mujeres participan en absolutamente todas las tareas (sea cocina, combate, rajar leña, relacionamiento público, etc.). Así es aquí en La Habana también.

En el marco de los Diálogos, se creó la subcomisión de género, ¿nos puede informar de cuáles son los principales avances de esta subcomisión?
Bueno, la subcomisión de género fue creada el 7 de septiembre del 2014, con el propósito de incluir una perspectiva de género en los acuerdos parciales ya alcanzados y por alcanzar. Las mujeres en Colombia han sido históricamente discriminadas y oprimidas por el sistema, y con la inclusión de una perspectiva de género en los acuerdos se quiere lograr que esos acuerdos se vuelvan un punto de partida para ir construyendo otra sociedad que respete los derechos de las mujeres, como sujetos políticos, como transformadoras sociales y respetando su papel productivo y reproductivo en la sociedad.

Han habido avances importantes, hemos tenido varias reuniones con representantes de organizaciones de mujeres para escuchar sus propuestas, sugerencias y críticas que han servido como insumo para la discusión en la mesa. Hemos recibido expertas nacionales e internacionales y hemos ya terminado la revisión de los primeros dos acuerdos, el de Desarrollo Agrario Integral y Participación Política, y estamos en la discusión del punto de Drogas Ilícitas. Esas propuestas se van pasando a la Mesa, que es la que estudia y aprueba las propuestas en últimas.

Hay un importante debate nacional, acerca del panorama nacional en un inminente postconflicto. Uno podría arriesgarse a aseverar que las condiciones de sexismo, racismo, patriarcado, no cambiarán radicalmente con una firma final. ¿Desde las mujeres de las FARC cómo se están pensando la destrucción de las bases de una opresión hacia la mujer que mantiene el sistema dominante?
Las FARC-EP pensamos que la firma del Acuerdo Final y el logro de la paz debe abrir el espacio para la construcción de una sociedad nueva. Es claro que la firma de un acuerdo no va a erradicar el patriarcado ni los patrones existentes de machismo y sexismo en nuestro país. Lo que sí creemos y queremos es que los acuerdos, que deben abrir las puertas a la continuación de nuestra lucha por la vía democrática de masas, deben así mismo abrir el espacio a una participación masiva de las mujeres en la política y en la esfera pública, para que desde ahí podamos seguir luchando por nuestros derechos.

A propósito de lo que usted plantea de la lucha por la vía democrática, y lo que se denominaría como la toma del poder democrático, Colombia es un país donde apenas el 11% del Congreso y el 16% de los concejos municipales son mujeres. ¿Qué se debe hacer en el sistema democrático para cambiar esas reglas de juego?
Es una clara muestra de la percepción que existe en nuestro país sobre las mujeres. Ellas son reducidas a la esfera privada, a las labores reproductivas sin ninguna forma de remuneración ni valoración de su trabajo. La política en Colombia es excluyente y elitista; ahí no hay espacio ni para pobres, ni para mujeres, ni para gente que piense algo diferente a los de arriba. Pero no es sólo la política; el desempleo es mucho más alto en mujeres que en hombres; los hombres ganan mejores salarios que las mujeres por los mismos trabajos; etcétera. Se pueden tomar medidas afirmativas temporales, como las cuotas por ejemplo, pero lo más importante es un cambio en la concepción de los que gobiernan al país.

¿Qué papel desempeñarán las organizaciones sociales, y principalmente feministas, en el escenario del postconflicto?
Vemos una participación creciente de la movilización y lucha por parte de las organizaciones de mujeres, y especialmente las feministas, en Colombia. Hay cada vez más lideresas dentro de las organizaciones y movimientos sociales, y eso creemos que hay que fomentarlo. Ellas, como nosotras, como todas las que quieren una sociedad sin explotación ni opresión, debemos seguir instruyéndonos y ocupando nuestros puestos en la trinchera. No debemos tener miedo a dirigir, a hablar, a pensar diferente.

Esta entrevista será divulgada también en una revista feminista de circulación regional en Bogotá y la sabana, ¿conocen ustedes los casos de explotación laboral, por ejemplo de floricultura, que están en esta zona? ¿Qué soluciones hay?
Sabemos que las condiciones laborales de las floricultoras son muy precarias. Es un trabajo muy pesado, peligroso por los químicos e insecticidas y no son contratos fijos sino contratos por unos cuantos meses. Es un ejemplo de una explotación bárbara, de doble jornadas de trabajo muchas veces. Lo peor es que a menudo ellas desconocen sus derechos laborales, y lo que se desconoce no se puede reclamar. Un primer paso sería la organización y a través de ella adquirir los conocimientos suficientes para transformar su situación laboral. Sobrevivir no es suficiente; hay que dignificar el trabajo y la vida y para eso hay que exigir. Los derechos no se mendigan, se exigen.

Muchas gracias por la atención prestada a esta entrevista. ¿Algún comentario final que desee agregar?
A todas las mujeres, compañeras y camaradas, las invitamos a conocernos. Las FARC-EP estamos esperanzadas y queremos hacer la transición a movimiento político; queremos participar en política, queremos trabajar hombro a hombro con el resto del pueblo colombiano, hombres y mujeres, para hacer de este país algo mejor. La firma del acuerdo es sólo el inicio.


 
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