Convocatoria al Congreso de los Pueblos - Julio 2010
Todo pueblo para encausar sus fuerzas y obtener sus propósitos, requiere precisar las vías y acciones que lo harán posible. Hoy nos reunimos aquí para seguir abriendo la ventana del Congreso de los Pueblos como estrategia que nos permita hacer realidad nuestros sueños.
Es una propuesta abierta a los sectores ya organizados y convocante a los colombianos y colombianas en general. El proceso de Construcción del Congreso de los Pueblos hacia Octubre del 2010, debe convertirse en un proceso que siembre esperanza, potencie y revitalice apuestas de organización y movilización social en general.
Congreso, como espacio en construcción, para andar y anudar los sueños, el pasado, el presente y el futuro que han sembrado los pueblos originarios que dan forma a nuestra nacionalidad inconclusa: la solidaridad milenaria y urgente de las comunidades indígenas, el espíritu de libertad que nos acompaña desde las negritudes cimarronas, la dignidad rebelde de los campesinos, artesanos y pobladores urbanos, el sentimiento de autonomía labrado por los colonos de los espacios desobecidos al poder señorial y terrateniente; pueblos originarios que luego en la matriz del mestizaje, han parido las clases, sectores sociales y territorios de ésta Colombia de hoy.
Solidaridad, libertad, dignidad, autonomía y soberanía son valores e ideas fuerza aportados por los pueblos originarios, desde donde se hace imperiosa la reconstrucción y proyección de la unidad programática y estratégica de los sectores populares organizados y desorganizados: indígenas, campesinas, pobladores, trabajadores, obreras, juventudes, sin techo, desarraigados, expatriados, negadas en la historia, en hermandad con las fuerzas políticas democráticas y anhelantes de un país distinto, para todas y todos.
El Congreso de los Pueblos recoge las propuestas construidas en la movilización, en el pensamiento para decidir sobre nuestras vidas, en un ejercicio de autonomía. Por eso es un congreso para legislar, no esperando una aprobación de los organismos e instancias oficiales; hacemos congreso decidiendo y orientando nuestras vidas. Es el lugar donde reclamamos el país que nos pertenece, no el que nos han dicho e intentan convencernos que hay, sino el que sabemos lo suficientemente digno para nuestras comunidades y territorios. Para legislar buscamos construir un mandato general para el pueblo colombiano tomando en cuenta su diversidad, un manifiesto de manifiestos que oriente el camino a recorrer y ponga el horizonte general de nuestra lucha colectiva.
Un congreso que no puede ni debe ser coyuntural, que no es imagen de espejo frente a una institucionalidad deslegitimada y predatoria. Un congreso que proponga una noción propia del “legislar”, de armonizar nuestros diferentes ejercicios de poder sobre los territorios y sectores en los que vivimos y actuamos, para darle forma al proyecto de país que emerge ya de todas las luchas en Colombia.
Un Congreso que propiciando los lazos de reciprocidad y recogiendo las experiencias históricas de resistencia, aporte a superar aquellas condiciones que le han sido impuestas al movimiento popular, para reducirlo, fragmentarlo, generarle desconfianzas, llevarlo a la defensiva y a la resignación y aporte también a reconocer los acumulados, los caminos andados y las propuestas en construcción.
¡En minga hacia el Congreso de los Pueblos!
¡Legislar por la unidad y la soberanía nacional!