Por: Guillermo Andrés Castro Rozo. Especial para El Macarenazoo.
Fecha de publicación: 10 de julio de 2016.
El caminnate por la paz, Hernando Aguirre Arango, tomando un descanso en un pueblo.
Los deseos de un país mejor incentivaron a que un colombiano que está a punto de cumplir 74 años de edad, haya decidido hace tres recorrer a pie todo el territorio nacional, llevando un mensaje de paz. Es Hernando Aguirre Arango, el caminante por la paz, oriundo de un municipio que una inmensa mayoría de colombianos desconoce: Hispania, en el departamento de Antioquia. Este conductor de profesión que por su oficio ya había recorrido las carreteras del país, tomó una decisión intrépida, por lo cual fue denominado por un medio de comunicación como el “Forrest Gump” colombiano. Se tercia su mochila, con sus muy pocas pertenencias, apenas un par de mudas de ropa, y dos banderas: una de Colombia, y una blanca con la palabra “PAZ.” Carga una pequeña cámara con la cual lleva su registro fotográfico personal y tres cuadernos con sus anotaciones de viaje; allí registra el día a día de sus caminatas que pueden ser de hasta 50 kilómetros diarios si el terreno plano lo permite, y de 30 kilómetros – dice – si el terreno es en ascenso. En los cuadernos anota mapas, dibuja el tiempo, escribe pensamientos de la jornada…
“Esta fue una decisión que yo tomé fundamentada en la fe de nuestro señor Jesucristo, porque hay que buscar espiritualmente al que tiene el poder dador de la vida, y él es el autor de todo bien. Por el lado de él sí conseguimos la paz,” dice Hernando al preguntarle por qué hace este recorrido, sólo, a su edad, y con pocos recursos. Continúa diciendo que “todos necesitamos la paz. Un país en paz es un país con proyecto de futuro. En guerra se va a la miseria, al hambre y a la muerte.” Lo dice también porque vivió en carne propia el mero principio de la guerra entre liberales y conservadores después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, estando en el fuego cruzado entre ambas partes: “a mí también me tocó parte de ese problema, en Urrao, Antioquia, a principios de mi vida”, lo recuerda aún. Y dice que la guerra hoy en día tiene otros matices, que antes por ejemplo no se hablaba en los pueblos de corrupción, mientras hoy es el pan de cada día, un mal que está hasta donde se extiende la vista: “de las platas que mandan a los pueblos, las cogen las alcaldías, las obras no se ven y las ayudas tampoco, o si se ven son muy poquitas, muy precarias”, dice.
El caminante llega a los pueblos con su mensaje de paz pero, pese a no tener mayores cosas, nunca invoca a la solidaridad per se, ni pide dinero, ni alimentos, ni posada, porque en su inquebrantable fe cristiana dice que “Dios provee” siempre. Y así es. Siempre hay una persona que lo reconoce por el camino, que le brinda compañía, le abre las puertas de su casa, y hasta le escribe cartas de recomendación, como lo hizo el padre José Luís Foncillas de la Diocésis de Tumaco, quien a través de una misiva le recomendó a Aguirre que se presentase en cada parroquia a la que llegara y que con esa carta las puertas para que descansara cómodamente se le abrirían. Sin embargo, el caminante por la paz pocas veces prefiere optar por un refugio que sea una parroquia, pues dice que aunque le abren las puertas de par en par, a veces puede sentirse “enclaustrado” y siente que no puede salir libremente al pueblo, y entrar o salir con libertad de la respectiva casa religiosa.
El caminante por la paz en la frontera con Ecuador.
Hernando ha cubierto ya todos los puntos cardinales de nuestra patria. Inclusive ha salido ya del país, y estuvo en Ecuador en donde le propusieron que continuara su caminata allí, pero decidió regresar a trazar las diferentes rutas por la paz de Colombia. Nunca camina de noche, pero en una jornada le buscaron posada en un pueblo, y los lugareños le dijeron que tan solo estaba a media hora de camino… sin embargo – sin luces – debió caminar cerca de hora y media. Dice que todas las cámaras lo han “cogido” con la gorra puesta, “nunca con la cabeza pelada”, dice este hombre de frondosa barba blanca, que por lo mismo a veces es recibido por los niños de los pueblos como un “Papá Noel” de los regalos de la paz.
Frente a este deseo altruista, generoso, en búsqueda de la paz, le preguntamos si por fin estamos en una generación que verá la paz Y sosegadamente, como quien sabe que está aportando su grano de arena, responde: “Hay que buscar el cambio positivo para el país, que a la juventud que viene no le toque vivir la tragedia, pese a que hay gente que hoy en día no ha vivido la violencia un sólo día (…) Muchos son los jóvenes que aparecen por las carreteras y aplauden el proceso de paz; sólo hay unos atravesados que no quieren, pero eso es porque a ellos no les ha tocado.” Muchos le han preguntado hasta cuándo va a caminar. Lo hizo la periodista de El Espectador en otra nota. Pero reitera con su fe prodigiosa: “es que yo hago la caminata, con fe y amor, y con la voluntad del señor, hasta que él me dé voluntad de caminar, eso voy a seguir haciendo, así me toque repetir caminos, ¡y ya me ha tocado repetir caminos!” Aunque aún no ha ido a algunas ciudades y pueblos del país, muchos ya lo reconocen por las carreteras, el caminante por la paz, quien prefiere no subirse a un carro para que lo acerquen a su destino, a quien le da “piquiña” quedarse más de un par de días descansando… desea siempre ir a caminar, además porque su cuerpo se lo exije: “para que no se recojan los tendones hay que salir a caminar.” A los pueblos llega casi por inercia, y aunque traza rutas, recuerda que “nadie me está empujando, ni nadie me está esperando.”
Sus vivencias las lleva al Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, en donde se espera tener un compendio de sus peripecias como el actual caminante por la paz de Colombia. Precisamente desde este lunes estará de nuevo allí en el centro de la capital haciendo la transcripción de su material, mientras le da posada en el vecino municipio de Funza Orlando Jaramillo, otro señor que también quiere ver este país en paz y por tal motivo sale todos los domingos en su bicicleta con diferentes mensajes a la carrera séptima. Hernando nos tenía preparada una sorpresa más: este domingo 10 de julio es su cumpleaños. Se lo celebraremos en Funza, orgullosos de compartir con este guerrero de los caminos colombianos.
Uno de los pensamientos de Hernando Aguirre Arango sobre la paz, plasmados de su puño y letra en uno de sus cuadernos.
En exclusiva tenemos el gusto de compartirles a continuación tres álbumes fotográficos del caminante por la paz. Uno un compendio de sus recorridos por el país desde el 2013 hasta la fecha; el segundo fotografías de su propio archivo, inclusive con “selfies”, de sus caminatas en este año. También adjuntamos otro álbum de fotografías que se tomaron para este reportaje, en donde se incluyen en exclusiva detalles de sus cuadernos de viaje, mapas y reflexiones. Hasta ahora ningún medio había hecho este compendio, y por este motivo estamos orgullosos de tenerlo en El Macarenazoo, porque nosotros también nos movemos por la paz.