Por: Guillermo Castro.
Fecha de publicación: 8 de febrero de 2016.
Con un “puesto para vender su café, agua, comida y aromática en plena Candelaria”, terminó la reunión que sostuvo Ana Isabel Hernández con el alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa. Hernández, quien es vendedora ambulante, la semana pasada, durante el día sin carro, y cuando el mandatario caminaba por la carrera séptima decidió afrontarlo por las políticas de exclusión a los informales del centro de la capital. Mientras decenas de ciudadanos chiflaban a la distancia al alcalde, la ciudadana le preguntó: “¿por qué manda a atropellar a los vendedores de tinto?” Peñalosa, orondo, y custodiado por una veintena de uniformados, le contestó con simpleza que debía limpiar el espacio público. A lo que la vendedora ambulante le replicó: “Pero esa no es la manera”, refiriéndose a los desalojos violentos cometidos por la Policía Nacional. Sin embargo, con un “chao”, Peñalosa prosiguió su marcha mientras Hernández le seguía hablando, y frente al silencio del mandatario la vendedora soltó lagrimas de impotencia diciendo “¡Tenemos derecho al trabajo!”
La sorpresa mediática la dio hoy el alcalde al tomarse fotos con la vendedora en una actitud aparentemente más cordial que la registrada la semana pasada, y lejana de las críticas de la población. En el Palacio Liévano, registra la nota de prensa de la Alcaldía Mayor de Bogotá, se dio el encuentro entre la vendedora ambulante y Peñalosa. Pese a que Hernández aseguró que “los policías que van a regarle a uno el tinto dicen que los mandó el alcalde”, Peñalosa salió a la delantera y le ofreció un puesto permanente a la vendedora en la localidad de La Candelaria.
A partir de ahí, todo fueron declaraciones y fotos inverosímiles. Por ejemplo, la vendedora dijo que “no sabía que me estaban grabando, Jesucristo Bendito, ese día en la Séptima. Fue cuando llegué a trabajar que me dijeron que yo estaba en las redes sociales y que en los noticieros.” Curiosamente en las grabaciones de todos los medios se ven las varias cámaras que seguían al burgomaestre en ese día sin carro en la capital. Era imposible no saber que la grababan. A su turno Peñalosa, completó el show mediático diciendo: “Yo no tengo problema con los que venden jugos, dulces, tintos, todo lo que se consuma ahí...”
¿Será que Ana Isabel tampoco se dio cuenta de las fotos que le tomaron en la casa de gobierno de la capital, con un alcalde que de nuevo parece candidato abrazando gente y no planteando una política seria de tratamiento integral del empleo informal y de las cientos de familias que dependen de su actividad ambulante?