CON HECATOMBE, O SIN HECATOMBE, URIBE SE VA...
Por: Dagoberto Quiroga
Fecha de publicación: 3 de marzo de 2010.
Cuando el presidente Uribe anunció que si había hecatombe se quedaba, nunca señaló a qué hecatombe se refería, pero se va...
El fallo de la Corte produjo la hecatombe, pero no la hecatombe esperada por Uribe para aspirar a la reelección indefinida sino una hecatombe benigna para la Constitución de 1991 y para la profundización y fortalecimiento de la democracia.
De conformidad con lo que se ha conocido del fallo, se puede concluir que se confirmaron los vicios, irregularidades, prácticas corruptas, y actitudes delincuenciales en que habían incurrido quienes lo promovieron y lo aprobaron para buscar a toda costa la perpetuación en el poder y así, seguir usufructuando de las prebendas y favores recibidos a cambio de sus apoyos financieros o políticos.
Es una hecatombe contra la degradación de las costumbres de algunos falsos “dirigentes” en el ejercicio de la política que sin ningún pudor utilizan el fraude, la trampa, la prebenda, la compra de votos (Voltearepismo) y altas sumas de dinero de dudosas procedencias para manipular la voluntad popular.
Es una advertencia para que la iniciativa popular y demás mecanismos de participación ciudadana sean transparentes para que no se conviertan en instrumento de grupos corruptos y politiqueros que con dineros lícitos o ilícitos, y/o beneficiaros de los contratos estatales y favores del gobierno, sin límites de financiación, capturen y manipulen la voluntad ciudadana.
El fallo de la Corte Constitucional, reitera como sostén y principio de la democracia la separación e independencia de poderes que garantice el control mediante el sistema de pesos y contrapesos.
La Corte Constitucional con el fallo de inexequibilidad del referendo ha reafirmado al igual que la Corte Suprema de Justicia lo viene haciendo, que la Justicia en Colombia es y continúa siendo una de las más independientes de América Latina donde soplan vientos de reelección y que está firme como guardiana de la Constitución, pero además ha fijado con firmeza que el Estado Social de Derecho por ahora no le da paso al “Estado de Opinión”.
Finalmente como corolario del fallo de la Corte Constitucional, debería abrirse las puertas de las paz, las FARC y los grupos armados por fuera de la ley, que recibieron toda la ofensiva del Estado durante el gobierno de Uribe, tienen un cuarto de hora para reflexionar y decidir si quieren contribuir para que el próximo gobierno avance hacia la paz o prefieren que los amigos del guerrerismo continúen estimulando el negocio de la guerra. No se necesita hacer mucho esfuerzo para concluir, que si se sumaran los recursos que se destinan hoy a la guerra y los que se pierden por corrupción o ineficiencia aunado con un compromiso menos ambicioso y mas social del sector privado, el país podría avanzar en democracia actuante con justicia social.
Ojalá, en lugar de la arrogancia y la soberbia del poder venga la generosidad y la sencillez, en lugar del abuso del poder, venga la voluntad de servicio que debe tener todo funcionario, en lugar de la corrupción entronizada, venga la transparencia, en lugar del fraude, la trampa y la triquiñuela, venga la honestidad y la eficiencia.
Ojalá el pueblo aproveche este espacio de democracia que renovó la Corte con su fallo votando por los mejores candidatos.