Muhammad
Mahmoud Oarwish
Muhammad,
acurrucado en brazos de su padre, es un pájaro
temeroso
del infierno del cielo: papá, protégeme, que salgo volando, y mis alas son
demasiado pequeñas para el viento ... y está oscuro. Muhammad,
quiere volver a casa, no tiene bicicleta, tampoco una camisa nueva. Quiere irse a hacer los deberes
del cuaderno de conjugación y gramática: llévame a casa, papá, que quiero preparar la lección
y cumplir años uno a uno .
en la playa, bajo la palmera .
Que no se aleje todo, que no se aleje ... Muhammad,
se enfrenta a un ejército, sin piedras ni metralla, no escribe en el muro: "Mi libertad no morirá" -aún no tiene libertad
que defender, ni un horizonte para la paloma de Picasso. Nace eternamente el niño
con su nombre maldito.
¿Cuántas veces renacerá, criatura
sin país sin tiempo para ser niño? ¿Dónde soñará si se queda dormido ... si la tierra es llaga y templo? Muhammad,
ve su muerte viniendo ineluctable, pero
se acuerda de una pantera que vio en la tele,
una gran pantera con una cría de gacela acorralada;
mas al
oler de cerca la leche no se abalanza,
como si la leche domara a la fiera de la estepa. "Entonces -dice el chico- me vaya salvar". y se echa a llorar: "mi vida es un escondite
en la alacena de mi madre, me vaya salvar ... yo
daré fe".
Muhammad,
ángel pobre a escasa distancia del
fusil de un cazador de sangre fría. Uno
a uno la cámara acecha los movimientos del niño, que se funde con su imagen:
su rostro, como la mañana, está claro, claro su corazón como una manzana, claros sus diez dedos como cirios, claro el rocío en sus pantalones.
Su cazador debería habérselo pensado
dos veces: le vaya dejar hasta que sepa deletrear esa Palestina suya sin equivocarse ...
me lo guardo en prenda
y ya le mataré mañana, ¡cuando se revuelva! Muhammad,
un Jesusito duerme y sueña en el corazón de un icono fabricado de cobre,
de madera de olivo,
y del espíritu de un pueblo renovado. Muhammad,
hay más sangre de la que precisan los noticiarios y a ellos les gusta: súbete ya
al séptimo cielo,
Muhammad.
Efímeras
Mahmoud Darwish
Oh pasajeros entre las palabras efímeras, llevad vuestros nombres y largaos,
quitad vuestras horas de nuestro tiempo y largaos, robad lo que queráis del azul del mar y de la arena
del recuerdo,
tomad todo lo que queráis del paisaje para saber lo que nunca entenderéis:
de cómo una piedra de nuestra tierra construye el techo de nuestro cielo.
Oh pasajeros entre las palabras efímeras,
de vosotros la espada -de nosotros la sangre,
de vosotros el acero y el fuego -de nosotros la
carne,
de vosotros otro tanque -de nosotros la piedra, de vosotros los gases lacrimógenos -de nosotros
la lluvia,
pero por encima de vosotros y de nosotros, está el
aire y el cielo
tomad una parte de nuestra sangre ... y largaos asistid a una fiesta y bailad ... pero largaos, mientras, nosotros regaremos las flores de los
mártires
y viviremos como queramos.
Oh pasajeros entre las palabras efímeras,
como el polvo de la amargura, pasad por donde queráis, pero
no paséis entre nosotros como una plaga voladora porque cosechamos en nuestra tierra lo que sembramos,
tenemos el trigo, lo sembramos, lo regamos con el rocío de nuestros cuerpos
y tenemos aquí lo que no os gusta, piedras ... o codornices
tomad del pasado, si queréis, y ponedlo en un mercado de antigüedades
devolved el esqueleto de la abubilla, si queréis en plato de porcelana,
porque tenemos lo que no os gusta: tenemos el futuro
y todo lo que sembramos en nuestra tierra.
Oh pasajeros entre las palabras efímeras, acumulad vuestras falsas ilusiones en una zanja abandonada ... y largaos,
devolved las manecillas del tiempo a la adoración
del becerro sagrado
o a la era de la música de la metralla.
Porque aquí tenemos lo que no os gusta, largáos y tenemos lo que no tenéis: una patria sangrando
y un pueblo sangrando
un país que sirve para el olvido y la memoria.
Oh pasajeros entre las palabras efímeras, llegó el momento en que os larguéis
marchaos a vivir donde queráis, pero no entre
nosotros,
llegó el momento de que os larguéis
a morir donde queráis, pero no entre nosotros, porque tenemos el pasado,
tenemos la primera voz de la vida,
tenemos el presente, el presente y el futuro, aquí tenemos la vida ... y la otra vida.
Largaos de nuestra tierra,
de nuestro campo . de nuestro mar...
de nuestro trigo de nuestra sal... de nuestras
heridas,
de todas nuestras cosas, largaos
de los recuerdos de nuestra memoria, largaos pasajeros entre las palabras efímeras.