¡PA-PA-PA-PAZ!
Por: Sumando Voces (Editorial edición No. 15, 2013).*
Fecha de publicación: 22 de junio de 2013.
El término paz en Colombia se ha relacionado más con campañas electorales que con una realidad. Somos el laboratorio de guerra de otros gobiernos y del nuestro que decide invertir más en armas que en educación. Mientras en La Habana se discute con las FARC la posibilidad de caminar hacia la paz, el presidente visita a Israel, Estado que se ha construido masacrando al pueblo palestino e invadiendo sus tierras con ayuda de Estados Unidos y otras potencias que tienen intereses en el control del petróleo. Santos además solicita ingresar a la OTAN, organización internacional de carácter militar famosa por sus intervenciones militares en Afganistán, Irak y Libia, que desde 2010 en la Cumbre de Lisboa se atribuye al derecho de intervenir en cualquier parte del mundo y por el motivo que sea y le tiene ganas a Irán, Corea del Norte y Venezuela. Como si fuera poco nuestro primer mandatario recibe a Capriles, representante de la oposición venezolana que compró 18 aviones de guerra que serán enviados a una base norteamericana en Colombia.
No se necesitan dos dedos de frente para entender la preocupación de Nicolás Maduro; cualquiera pensaría que Colombia en lugar de buscar ser un remanso de paz, es una amenaza incluso para la paz de América Latina. Recibe la tercera ayuda militar en el mundo por parte de Estados Unidos, tiene más de diez bases militares, muchas en sus fronteras por las cuales se regula el narcotráfico y padece un conflicto interno que empezó con la primera guerra civil en 1812 con lo cual llevamos dos siglos de Patria Boba.
No es que nos guste aguarle la fiesta o que seamos antipatrióticos, pero mientras nos clasificamos al mundial y compramos camisetas amarillas, hay millones de colombianos que padecen nuestra ignorancia patrocinada por los medios de comunicación masivos financiados por los mismos empresarios que se han robado nuestra tierra.
La paz se consigue con igualdad social ¿Pero cómo puede existir igualdad social en un país que entrega sus recursos naturales y fuerza de trabajo a gobiernos extranjeros, en lugar de pensar primero en su gente? En los años ochenta se buscó el camino democrático hacia la paz, sin embargo después de firmar acuerdos de paz se masacró a miles de miembros de grupos insurgentes reinsertados a la vida civil que decidieron la opción política a las armas. Vale la pena recordar el exterminio de la Unión Patriótica en donde más de 5.000 seres humanos de condiciones humanas e intelectuales que tendrían a nuestro país en un camino de progreso, fueron asesinados por paramilitares creados por el gobierno.
En Bogotá por primera vez tenemos un gobierno que le da prioridad a tres temas: disminuir la segregación (es decir todos somos iguales y tenemos los mismos derechos), el cuidado ambiental y la participación popular; sin embargo, los entes encargados del control de las instituciones como la Procuraduría y miembros del Concejo como Miguel Gómez - nieto de Laureano Gómez (político conservador que lideró movimientos nazis en Colombia y que patrocinó el exterminio de liberales en las décadas del cuarenta y cincuenta) - promueven la revocatoria del primer gobierno distrital que piensa en realidad en el beneficio de los más desfavorecidos. ¿Entonces cómo puede ser posible el camino democrático hacia la paz?
Muy lejos de la paz real estamos entonces. No hay que extrañarnos de participar en una intervención militar en Venezuela o en otros países después de firmar un tratado de paz con los grupos insurgentes colombianos. De hecho la semana pasada se capturaron dos grupos de paramilitares en Venezuela, sin contar los 130 capturados en el 2004.
La paz no está en discursos, está en hechos. Desde esta tribuna no vemos intenciones de paz reales del gobierno nacional. No sabemos si el camino democrático hacia la paz que se ha buscado desde los años cincuenta cuando se firmaron acuerdos con las guerrillas de los llanos tenga esta vez futuro. De lo que sí estamos conscientes es que tenemos derecho a una vida digna y que muchas veces quienes nos niegan ese derecho son los mismos que promueven la guerra mientras hablan de paz.
* Sumando Voces es el periódico de la Agencia Techotiba y de la Corporación Almendra, apoyado por El Macarenazoo.